La revista El Siglo de Europa em publica en el seu número d’aquesta setmana l’article que trobareu transcrit a continuació:
UN ACUERDO CONTRA LA CRISIS Y CONTRA EL CHOQUE DE TRENES
La dureza de la crisis y sus terribles efectos hace muy difícil hablar sobre otras cosas y aconseja no abundar en la errática gestión de un gobierno nacido para mandar, preparado como ninguno y resuelto a enderezar lo que Zapatero había torcido. La llegada a La Moncloa de los que presumían de saber gestionar la economía mejor que nadie, nos ha precipitado a un abismo del que sólo nos podemos librar con una acción decidida de las instituciones europeas. El público conocimiento del engaño sobre las cifras de déficit de las principales Comunidades Autónomas gobernadas por el PP, y el descalabro financiero de Bankia, dirigido por su mejor cerebro económico, han disparado la prima de riesgo que supera por primera vez los 500 puntos básicos. Con ese pobre bagaje, el presidente Rajoy carece de la fuerza y de la credibilidad necesarias para hacer frente a los retos a los que se enfrenta nuestra economía. Pero tampoco parece muy dispuesto a buscar complicidades con el líder de la oposición; quizá Montoro, De Guindos y Rato le han convencido de que las cosas no pueden empeorar. Tampoco pide explicaciones de lo ocurrido en Bankia, ni siquiera abona la comparecencia del presidente del Banco de España, que se ha ofrecido voluntario. Cuanto antes rectifique el presidente del Gobierno, mejor. Cuanto antes sepa contar con el concurso de la oposición, mejor. Cuanto antes se sume a las posiciones del presidente François Hollande a favor del crecimiento y la solidaridad europeas, mejor.
Tampoco han sido de gran ayuda las declaraciones del president Mas implorando públicamente ayuda para pagar las nóminas y llegar a fin de mes. Desde que llegó al poder pretende atribuir al anterior gobierno una gestión irresponsable de los recursos públicos. Lo curioso del caso es que en el primer año del gobierno de CiU la desviación del déficit ha sido pareja a la del último año del gobierno anterior, y eso que el president Mas ha sido alumno aventajado en los recortes en salud y educación. Ahora parece que ha encontrado otra línea de fuga: el pacto fiscal en la línea del concierto económico, invitando amablemente a los catalanes a un choque de trenes: “Cataluña tendrá hacienda propia por la vía del pacto fiscal o por propia decisión”, es decir, con acuerdo o sin él. Para que no quepa duda, Josep Rull, Secretario de Organización de CDC, lo explica así: “se trata de un ejercicio unilateral de soberanía, un choque de legitimidades democráticas”. El president Mas, que iniciaba su mandato con una fotografía en la que manejaba con firmeza un timón de barco, reconoce que “nos adentraremos en un escenario desconocido”. O sea, un capitán sin rumbo nos invita a un choque de trenes y espera que todos nos sumemos al evento con ilusión.
El vigente acuerdo de financiación data de 2009 y debe ser revisado en 2013. Supuso una mejora indudable con respecto al sistema anterior, pero su insuficiente desarrollo, los incumplimientos de los sucesivos gobiernos de España y la propia crisis económica han evidenciado sus limitaciones. Puede y debe ser mejorado. Entre otras cosas desarrollando aspectos inéditos como el protagonismo de la Generalitat en la recaudación de los impuestos y asegurando que las disfunciones del sistema de anticipos a cuenta no recaigan sobre la Administración catalana.
En Cataluña se percibe una situación de maltrato económico, agravada desde la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut, y sin que nadie ofrezca una explicación aceptable sobre la disparidad abismal del rendimiento de los sistemas de concierto vasco y convenio navarro con respecto al del régimen común. Por ello los socialistas catalanes proponemos otra vía para que Cataluña obtenga una hacienda propia a partir de un acuerdo para constituir un Consorcio entre el Estado y la Generalitat presidido por ésta y que actuase como única administración tributaria en Cataluña, aumentando el porcentaje de recursos generados en Cataluña que se quedasen aquí, consiguiendo unos mecanismos de solidaridad más sencillos y transparentes que no penalizasen a las comunidades más solidarias, reduciendo el déficit fiscal catalán a límites razonables, y limitando también la brecha entre el rendimiento del régimen de concierto y el que se acordase para Cataluña. Es una propuesta que cabe en el marco constitucional y estatutario; es ambiciosa pero factible. Precisamente por eso a algunos no les gusta: prefieren el choque de trenes.