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Miquel Iceta La vigència de l’ideal federal
Miquel Iceta

El setmanari “El Siglo de Europa” em publica en el seu número de la setmana que comença demà l’article que trobareu transcrit a continuació.

La vigencia del ideal federal

A pesar de las urgencias impuestas por la crisis económica, el segundo aniversario de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto merece alguna reflexión, máxime cuando los Gobiernos de Cataluña y España parecen haber abandonado ya la perspectiva de desarrollarlo, en beneficio de estrategias partidistas de confrontación de las que nada bueno cabe esperar.

De poco serviría hoy profundizar en los errores del proceso estatutario, los cometidos en Cataluña y en su procelosa negociación en Madrid. Tampoco nos sacaría de apuro alguno denunciar la estrategia partidista de erosión practicada por el PP, favorecida a su vez por el error de soslayar su papel en una cuestión que afectaba profundamente a la arquitectura institucional española. Ni parece relevante extenderse sobre el verdadero alcance del contenido de la sentencia, sobre si afecta mucho o poco al potencial de autogobierno contenido en el texto acordado en el Parlament de Catalunya por una mayoría de dos tercios, aprobado por las Cortes Generales por mayoría absoluta, y ratificado en referéndum por la ciudadanía catalana. La cuestión es que un texto así avalado fue modificado por un TC en condiciones precarias. Y aun siendo perfectamente legal dicho procedimiento, muchos de los ciudadanos que votaron el Estatuto consideraron quebrantada su voluntad. Y eso significó para muchos el fracaso final de un proceso que pretendía mejorar el encaje de Cataluña con el resto de España.

Todo es discutible a este respecto, pero de lo que no cabe duda es que el descontento sobre los niveles de autogobierno y financiación conseguidos han espoleado el debate identitario catalán y, entre otras cosas, han dado alas a la reivindicación del concierto económico (con un argumento difícil de refutar pues el concierto se reconoce a los vascos y se niega a los catalanes a pesar de que la Constitución en su artículo 138.2 afirma que de los Estatutos no puede derivarse privilegio económico o social alguno). No debe caer en saco roto la evolución de Convergència Democràtica de Catalunya que ahora defiende una denominada ‘transición nacional’ basada en el ‘derecho a decidir’ para conseguir un ‘Estado propio para Cataluña’, al considerar que la vulneración por el TC del pacto estatutario significa que la voluntad de autogobierno de Cataluña no cabe ya en la Constitución.

Nos guste o no, y a mí no me gusta, el debate en Cataluña parece abocarnos a un choque de trenes por quienes pretenden la secesión y, para conseguirla, pretenden dividir a la ciudadanía en función de su sentimiento de autoidentificación nacional, olvidando que muchos nos sentimos a la vez catalanes y españoles en grados diversos.

Por eso sigo defendiendo el ideal federal. Porque creo que es el que mejor se ajusta a un mundo de soberanías compartidas e interdependencias crecientes. Porque evita el choque de identidades y la fractura de la sociedad en función de los diversos grados de autoidentificación nacional. Porque es coherente con los valores de fraternidad, solidaridad e internacionalismo. Y porque tiene como instrumentos privilegiados la acción política democrática, la negociación y el pacto.

Es temerario hacer oídos sordos a las demandas que surgen de Cataluña y máxime de aquéllas que provienen de los que queremos seguir formando parte de España. Debemos seguir trabajando para conseguir que Cataluña se sienta cómoda en una España federal, y sólo podrá seguir siendo motor del desarrollo económico, social y cultural de España si puede ser ella misma y es reconocida como nación, si se le garantiza la adecuada dotación financiera, de infraestructuras, inversiones y participación en los centros de decisión, para seguir siendo una gran locomotora de España, una punta de lanza europea desde la eurorregión Pirineos-Mediterráneo, si se puede reconocer mejor en instituciones comunes del Estado como un Senado federal y si puede hacer oír su voz y su lengua en las instituciones españolas y europeas, en un camino que apenas ha empezado.

Todo sería más sencillo si el gobierno catalán se empeñara a fondo en este objetivo, pero lamentablemente ha optado por una estrategia soberanista para promover la ‘transición nacional’. Tampoco pone las cosas fáciles un gobierno de España empeñado en una estrategia recentralizadora que atribuye a las Comunidades Autónomas todos los males de España. Por eso el ideal federal, víctima de un fuego cruzado, debería obtener mayor respaldo por parte de la izquierda española.

 


Font: Miquel Iceta
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