Avui el diari ABC em publica l’article que trobareu transcrit a continuació.

EL VIAJE A NINGUNA PARTE DE ARTUR MAS

No envidio la labor de los analistas políticos porque ciertamente no es fácil entender los intríngulis de la política catalana. En apariencia tenemos un Govern de la Generalitat enfrentado al Gobierno de España, a pesar de que depende de él tanto financiera como parlamentariamente. Por ello no falta quien piensa que todo se reduce a puro teatro. Y quien lo llama equidistancia, geometría variable o gran visión de la jugada.

Tampoco es sencillo entender cómo el president de la Generalitat desea el éxito de una manifestación que quería convocar pero que finalmente no convoca y a la que ni siquiera se atreve a ir. El president Mas ya hizo las delicias de los analistas participando medio a escondidas en un referéndum independentista en el que votó afirmativamente, compitiendo con el disputado voto secreto de la vicepresidenta Ortega aireado públicamente por su jefe Duran Lleida. Pero mientras espera negociar un pacto fiscal con Mariano Rajoy el día 20 no se puede fotografiar llevando una pancarta independentista el día 11.

Y aunque todo esto pueda parecer una broma lo malo es que es cierto. Y que un país no se puede gobernar desde la frivolidad permanente. Quien necesita transferencias para pagar la nómina no llama “macarra” al ministro de Hacienda, como hizo el portavoz del Govern Francesc Homs con Cristóbal Montoro. Quien sueña con una luna de miel con Esquerra Republicana no va cortejando al PP, y si lo que quiere es pasar la luna de miel con el PP, no corteja a ERC. Quien prometió la Constitución y el Estatut no puede saltárselos. Quien quiere negociar un pacto fiscal no puede amenazar con crear unilateralmente una Hacienda Pública propia que recaude todos los impuestos que pagan los catalanes. No es ese el mejor camino para servir a Cataluña. Ese es un viaje a ninguna parte.