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Jordi Guillot Día 13 de febrero: La fragilidad de la política
Jordi Guillot

He recibido diferentes críticas por haber defendido a Juan Carlos Monedero en un artículo publicado ayer en el diario digital “Público.es”. Todo el mundo está en su derecho de hacerlo, y la verdad es que ya me lo esperaba cuando escribía el artículo. En algunas críticas me censuran que lo defienda por ser amigos. En esto se equivocan. Mi relación con Juan Carlos es lo que me permite afirmar con conocimiento, su honestidad. Si no lo tuviera claro nunca me habría comprometido en público y seguiríamos siendo amigos. Las dos razones que me motivaron a escribirlo son:

La primera es que me asquean estos linchamientos orquestados. Creo en la política exigente, en la asunción de responsabilidades sobre los actos que realizamos y en la transparencia. Creo también que durante demasiados años hemos bajado la guardia y entre todos, por activa o por pasiva, hemos dejado que la política en España se convierta en un lodazal. Y por ser nuestra política un amplio y abierto muestrario de ruindad y sordidez se pueden organizar estos linchamientos. ¿Cómo no iba a defender a una persona que sé que es inocente, de esta caza de brujas?

La segunda razón es mi preocupación por la fragilidad de la política hoy. El malestar ciudadano, su desconfianza cuando no rechazo abierto a la política y a los políticos, solo podrá ser superado con una profunda regeneración de la misma. Regenerar para poder reivindicar el sentido y la utilidad de la política democrática, como el mejor instrumento de articulación de nuestra sociedad. Negar la política es reaccionario. Cuanta mayor sea la desafección entre la ciudadanía y la política, peor será la calidad de nuestra democracia. Los nuevos actores políticos y las viejas fuerzas políticas comprometidas en la regeneración, solo podrán triunfar desde maneras diferentes de entender y hacer la política que sean realistas y razonables. Y con firmeza y convicción. Me preocupa esta fragilidad, esta obsesiva preocupación por el que dirán. Hoy por hoy, quien quiera hacer política debe saber que, de entrada, es casi culpable. Regenerar exige acabar también con los privilegios y con el enquistamiento en las instituciones. Para conseguirlo no son necesarias estas subastas insensatas sobre quien reduce más los salarios o limita los mandatos. Es pura estética. ¿Qué tiene que ver esta reflexión con el artículo de defensa de Monedero? Pues que expresa firmeza respecto a los ataques malintencionados y a los “qué dirán” que provocan estos ataques personales.


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