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Miquel Iceta Restaurar la confiança en la política
Miquel Iceta

La revista El Siglo en el seu número d’aquesta setmana em publica l’article que trobareu transcrit a continuació.

RESTAURAR LA CONFIANZA EN LA POLÍTICA

Siendo la crisis económica y sus terribles efectos la mayor de nuestras preocupaciones, no podemos dejar sin atacar los males de la política, que no pueden esperar a tiempos mejores y se agravan día a día. La propia crisis económica perjudica aun más si cabe a la debilitada confianza ciudadana en la política, los políticos, los partidos y las instituciones. El grito “no nos representan” merece una rotunda respuesta, al menos desde la izquierda.

Para ello hemos de dedicar el máximo esfuerzo en restaurar la confianza en la política, erosionada por la indefensión ciudadana frente a los mercados deficientemente regulados, los casos de corrupción y las querellas partidistas que, lejos de resolver los problemas, no hacen más que agravarlos. La política debe recuperar legitimidad, capacidad de representación, eficacia y proximidad, pues de ellas deriva la autoridad democrática, y sólo con ellas la política podrá generar la necesaria confianza para superar una crisis económica que exige sacrificios.

Esa mejor política debe perseguir la mayor implicación ciudadana, no sólo a través de la participación electoral, sino a través de mecanismos de democracia deliberativa, de empoderamiento ciudadano, de implicación de los agentes económicos y sociales, del tejido asociativo, de ese magma que denominamos sociedad civil. Representar mejor quiere decir escuchar más a más gente, estar más en contacto con los sectores afectados por las decisiones políticas, rendir cuentas no sólo a través de las urnas, garantizar la transparencia de procedimientos y decisiones, mejorar el funcionamiento de las instituciones y cambiar las leyes electorales para favorecer la proximidad entre electores y elegidos, sin menoscabar la proporcionalidad que nuestra Constitución impone. El sistema electoral alemán, de representación proporcional personalizada, puede ser una contribución positiva en ese esfuerzo. Y también que los partidos adopten sistemas de primarias para la elección de candidatos.

Esa mejor política requiere de los socialistas un especial esfuerzo de renovación e innovación. Necesitamos un Partido Socialista más grande, más abierto, más transparente, más democrático y más integrador, que erradique todo sectarismo y las visiones cerradas, impulsando una cultura política interna basada en la libertad y la fraternidad. Un Partido Socialista que crezca hacia adentro y hacia afuera, que federe sensibilidades e impulse una amplia alianza social para el progreso y sea capaz de ganar el combate cultural y de las ideas, como requisito previo para ganar los combates políticos que afrontamos. Abriendo nuestros procesos de decisión a la ciudadanía con primarias abiertas a ella.

Los socialistas debemos afirmar con vigor los valores de nuestro proyecto que defiende la justicia social y promueve la unidad de los pueblos de España y de Europa. La actual crisis económica ha debilitado a la socialdemocracia que, obnubilada por una prolongada era de crecimiento económico en la que la creación de empleo, la redistribución y el sostenimiento del Estado del bienestar se daban por descontados, había olvidado que la economía de mercado requiere de una adecuada regulación y fiscalidad para atender requerimientos sociales y que ello es especialmente necesario en esta etapa de la globalización. El abismo creciente entre las economías real y financiera resulta letal, y los socialdemócratas debemos evitar los efectos perniciosos de dicha fractura. Como debemos evitar también la división de los pueblos de España y de Europa a través de una vía federal, en la que la identidad y la libertad de cada uno encuentren en el respeto de los demás la mejor manera de convivir juntos para poder acometer un ambicioso proyecto común de progreso y solidaridad.

Es de vital importancia proporcionar una vía de entendimiento a quienes no quieren someterse a una espiral alimentada por el furor recentralizador neocentralista y el soberanismo independentista que se presenta como solución mágica a todos los problemas. Mientras Mariano Rajoy deshoja la margarita del rescate y Artur Mas acaricia la posibilidad de lanzar un órdago sin estar demasiado seguro de ganarlo, las izquierdas catalanas y españolas deben proponer su alternativa cuanto antes.


Font: Miquel Iceta
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