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Jordi Guillot Día 31 de enero
Jordi Guillot

Consell Nacional

Primera reunión del Consell Nacional de ICV en 2015. Es en las reuniones del Consell Nacional donde más aprendo y disfruto, a pesar de celebrarse los sábados. En ICV hay tres niveles de órganos de dirección nacionales: Consell Nacional, el más numeroso y representativo; la Comissió Executiva Nacional, más reducido y por ello más operativo, y el Nucli Coordinador, que garantiza la gestión cotidiana. Cuando fundamos IC, el 23 de febrero de 1986, el único órgano de dirección era la Comissió Política Nacional, CPN, integrada por representantes del PSUC, del PCC, de la ENE e independientes. Después, dejamos de ser una federación y nos organizamos como un único partido, eligiendo en la Asamblea Nacional, antes llamada Congreso, la CPN, que era lo que hoy llamamos Consell Nacional; Comissió Permanent, la actual Executiva; y la Secretaría Política, hoy llamado Nucli Coordinador. Denominaciones de los órganos de dirección más vaporosas que las que utilizaba el PSUC: Comité Central, Comité Ejecutivo y Secretariado del Comité Central. Con un nombre u otro, es en estos tres niveles donde radica el poder interno. También han sufrido cambios en su terminología las responsabilidades individuales. En el PSUC teníamos presidente y secretario general. Después, en ICV, el líder era llamado presidente. Y en la última asamblea, se estableció un coliderazgo bajo la denominación de coordinadores nacionales. Un día explicaré por qué IC decidió llamar presidente a su líder. Una denominación vieja y jerárquica, poco acorde con los nuevos aires, políticos y organizativos, que quería representar la constitución de IC.

Volviendo a la reunión del Consell Nacional. Hemos debatido a fondo lo que nos depara 2015, año en el que se van concentrar los tres procesos electorales. Dos ya con fecha fija: municipales, el 25 de mayo, y elecciones al Parlament, el 27 de septiembre. Es razonable pensar que Rajoy convocará elecciones generales, a más tardar, en diciembre. Los acuerdos tomados cuelgan de la web de ICV.

De mi primera asistencia al CC del PSUC (1982) a la de hoy, ¿han cambiado mucho las reuniones? Sí, mucho. Primero, por la duración; una reunión del Comité Central duraba entre día y medio y dos días. Las intervenciones no tenían tiempo tasado. Los informes al CC que presentaba el secretario general eran los llamados “informes río”–situación internacional, estatal, catalana, y situación organizativa. Mayor ritual, solemnidad y empaque en el desarrollo de la reunión. Hoy, todo es más natural y espontáneo. El tiempo está tasado, por lo cual los pesados son menos pesados. Es inimaginable una reunión que no se acabe el sábado a mediodía.

Sí que se han producido dos grandes cambios: el primero, que hoy, en el Consell Nacional de ICV, hay muchísimas más mujeres que en el CC del PSUC. Y aún debe haber más. El segundo, que si en el PSUC era determinante lo que eras (euro, leninista, prosoviético…), en ICV lo es lo que podemos hacer juntos. Después de tantas rupturas, hemos aprendido el valor de la unidad interna y del respeto al pluralismo. La ICV de hoy es una organización que podríamos calificar de amable en su vida interna, por lo que nuestros debates transcurren desde la amabilidad y el respeto.

En lo que no habido cambios es en la cultura interna de nuestra organización, de sus direcciones y en el desarrollo de sus reuniones. Se produce de natural un fuerte rechazo a las intervenciones demagógicas, que casi siempre van acompañadas de un alto nivel de indigencia u ordinariez intelectual. Se valoran las intervenciones bien expuestas, con contenido. En muchos casos, se aplauden.

Otro gran cambio es el impacto de las TIC en el debate político. No me extenderé en reflexionar sobre ello, ya habrá otros días. Lo que muchas veces recuerdo es que cuando empecé en la política discutíamos sobre libros, después pasamos a los informes, fuimos reduciendo y pasamos a artículos, y hoy nos amenaza discutir sobre tuits, a lo que me niego. No pienso debatir sobre reflexiones políticas constreñidas en 140 caracteres o que los estados de ánimo de un colectivo sean producto de los retuits.


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