Titular notícies
Nombre de resultats 19 per a europea

18/07/2016 - Brexit: una oportunidad para la democracia europea
Artículo publicado en Agenda Pública el 2 de julio de 2016.

El Brexit es una metáfora de nuestro tiempo. Vivimos un tiempo de grandes transformaciones: lo viejo no termina de morir -y más en sociedades envejecidas como las nuestras- y lo nuevo no acaba de nacer. Se ha perdido la esperanza  y cunde la desesperación. Falta confianza y se extiende el miedo. Hay enormes cantidades de información pero mucha incredulidad. Nadie cree en los expertos antes de tomar una decisión pero todo el mundo recurre a ellos cuando ya no hay solución. 
El Reino Unido puede hundirse en un pozo del que nadie sabe cómo salir después de hacer caso omiso a los expertos, considerando que estaban al servicio de las élites y del gobierno. Y muchos expertos seguirán sin entender por qué la clase obrera inglesa votó por el Brexit y culparan de lo ocurrido a la irresponsabilidad de los políticos, desde David Cameron a Boris Johnson. Pocos fijarán la responsabilidad en los medios de comunicación, que han alentado la eurofobia durante más de 20 años, y en el propio pueblo inglés, que no ha querido escuchar las advertencias y que hoy es más pobre que ayer debido a la devaluación de la libra esterlina. A menudo las elites no saben escuchar al pueblo,  pero ¿qué ocurre cuando es el pueblo el que no escucha? ¿Qué ocurre cuando el pueblo no se cree lo que dicen los expertos y les acusan de exagerar para generar miedo? ¿Quién se responsabiliza entonces de la decisión? ¿Se responsabilizarán los medios de comunicación británicos? ¿Alguien hará un acto de contrición? El viernes 24 Nigel Farage admitió que el eslogan de los 350 millones de libras semanales que se iban a Bruselas para no volver fue un “error” de la campaña para no admitir que fue una gran mentira. Un último acto de cinismo.
El resultado del referéndum es un desastre para el Reino Unido y es un peligro cierto para toda Europa, pero puede crear una ventana de oportunidad para la Eurozona, aunque para ello será necesario avanzar en la democratización del sistema político europeo. El Brexit ahondará las diferencias entre los que estamos en la zona Euro y los que no. Entre los que queremos -y necesitamos- avanzar en la integración económica y política, y los que no quieren -y creen no necesitarlo.
El proyecto europeo, si quiere sobrevivir, deberá avanzar a pesar de que algunos de sus actuales miembros decidan quedarse fuera. Europa no puede hacerse responsable de las decisiones de cada uno de sus pueblos por separado ni de los errores de cada uno de los gobiernos nacionales. Hacerlo sería asumir que debemos luchar por la Unión como lo hizo el Presidente Abraham Lincoln ante el desafío de los Estados confederados en la guerra de secesión americana. Y no parece que nadie esté dispuesto a ello. La Europa de hoy es muy distinta a los Estados Unidos del siglo XIX. No habrá guerra de secesión, pero los federales deberán dar un paso al frente, dejando la puerta abierta al resto pero sin querer forzar la integración de quien no la quiere. Esta parece que será la nueva posición alemana, según se desprende de las declaraciones de sus dirigentes y de los editoriales de su prensa de referencia.
En este nuevo contexto, es  evidente que no sólo el Reino Unido no formará parte del nuevo proyecto sino que los países del Grupo de Visegrado (Polonia, Hungría, República Checa y probablemente Eslovaquia) no van a participar de una mayor integración, puesto que tienen gobiernos -y mayorías sociales- claramente euroescépticos. Tampoco lo harán los escandinavos, y es posible que a medio plazo el estatus de Suecia y Dinamarca se asemeje al estatus que mantiene Noruega en relación a la UE. Sólo los bálticos liderados por Finlandia seguirán dentro -principalmente por el miedo a su vecino ruso- y se convertirán en la frontera septentrional de una nueva Europa formada por los 4 grandes países de la Eurozona -Alemania, Francia, Italia y España- y sus vecinos -Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Portugal, Austria y Eslovenia.
Habrá tensiones, evidentemente, en este núcleo impulsor. El sentimiento euroescéptico es fuerte en Francia y Holanda y se está extendiendo en Alemania y Austria, así como en Italia. En España el euroescepticismo viene acompañado de proclamas europeístas, como  hace Pablo Iglesias, cuando plantea un “soberanismo europeísta” que devuelva “soberanía” a los Estados. Se necesitarán liderazgos fuertes que sepan convencer a los ciudadanos de que una mayor integración es la mejor opción. No la única, sino la mejor. Hay otras alternativas, como demuestra el Brexit, pero son peores. Quizás la UE, como la democracia, es el peor de los sistemas si exceptuamos el resto.
Para avanzar hacia esa nueva Europa debemos plantear abiertamente a los ciudadanos el trilema de la globalización que planteó el economista Dani Rodrik hace casi un decenio. Rodrik afirma que en un contexto de mercados abiertos y globalización económica es imposible mantener un sistema de gobierno democrático en el marco de un Estado-nación soberano. Por consiguiente, si se quiere mantener la integración en los mercados globales, hay que renunciar a la soberanía nacional. En caso contrario, se tendrá que renunciar a la integración en los mercados globales para mantener un sistema democrático a nivel nacional, con los enormes costes económicos que esto puede conllevar.
trilemma
Este trilema tiene una traslación directa en el ámbito europeo. En el marco de la integración de mercados de la Unión Europa, y aún más en la Unión Económica y Monetaria,  es imposible mantener sistemas democráticos en el ámbito nacional que sean realmente soberanos, como puso de manifiesto el referéndum griego de julio de 2015. La soberanía nacional ha dejado de existir en Europa. Ante esto se han rebelado los británicos, que han apostado por intentar preservar la soberanía nacional y la preeminencia democrática del Parlamento de Westminster. Ahora deberán asumir las consecuencias económicas de dicha decisión.
¿Cómo podemos resolver los europeos este trilema? Construyendo un nuevo sistema de soberanía compartida y una democracia europea de carácter posnacional. El Brexit, con su campaña profundamente xenófoba, nos muestra que la única alternativa a la democracia europea es el repliegue nacional y la tentación nacional-populista. Habrá muchas resistencias, tenemos por delante un camino difícil,  un camino desconocido, que nadie ha transitado, pero no tenemos una alternativa mejor. La democracia en Europa será europea o no será.


26/12/2015 - El deute grec, i la democràcia europea, ad calendas graecas
Article publicat com a Nota d'opinió de la Fundació Catalunya Europa, el 20 de juliol de 2015

Suetoni va escriure a “Vida de 12 Cèsars” que l’emperador Octavi August utilitzava sovint l’expressió “ad calendas graecas” per a donar a entendre que algú no pagaria mai. Les “calendes” gregues no existien, perquè els grecs no utilitzaven aquesta fita temporal que regia el calendari romà. Així, el primer dia de mes, “la calenda”, no arribava mai. És a dir, el deutor no pagava.

La crisi del deute grec pot posar d’actualitat aquesta antiga locució llatina. El deutor grec no paga perquè no sembla que pugui pagar el seu deute. Va donant llargues i, des del centre de l’imperi europeu, li donen noves pròrrogues perquè el pugui pagar, li presten diners per fer front als venciments més urgents... però ningú vol assumir que el deute difícilment s’acabarà pagant.

Aquesta expressió llatina és ben coneguda a Itàlia, França i Espanya, però no té traducció en alemany. És potser també per això que el món germànic té serioses dificultats per gestionar el deute grec. De fet, com és ben sabut, en alemany s’utilitza la mateixa paraula “schuld” per a referir-se al “deute” i a la “culpa”. És a dir, un deutor és portador d’una culpa. Un significat que arrela en l’imaginari luterà, que no permet la “remissió dels pecats”,  ni contempla la “penitència” i “l’absolució”, tant presents en l’imaginari catòlic llatí.

Alemanya, i els veïns luterans finlandesos i bàltics, tenen problemes morals per gestionar la qüestió del deute, però el conjunt de la Unió Europea té greus problemes per gestionar la qüestió democràtica vinculada a la sobirania. La resolució de la crisi grega ha posat de manifest les dificultats per gestionar les contradiccions entre les preferències del ciutadans d’un determinat Estat-nació i les preferències del conjunt dels ciutadans de la Unió, entre la sobirania nacional i la sobirania compartida europea que gestionen mancomunadament en el Consell, els Estats-nació que s’han convertit en Estats-membres de la UE.

Els Estats ja no són sobirans perquè han cedit una part important de la seva sobirania a les institucions europees i –indirectament– a la resta d’Estats-membres. Ningú ens obligava a fer-ho, però ho hem fet signant els successius tractats europeus. Hem cedit la nostra sobirania monetària i fiscal i ja no es pot recuperar parcialment. Només tenim dues opcions: o bé sortim de la zona Euro per recuperar la sobirania, en un entorn globalitzat altament complex, o bé apostem per avançar en la construcció d’un demos europeu, dipositari d’una nova sobirania post-nacional.


Amb el referèndum del 5 de juliol, el govern grec encapçalat per Alexis Tsipras va intentar condicionar la negociació entre els Estats membres sotmetent a judici popular la proposta que les tres institucions –Comissió Europea, BCE i FMI– van fer al govern grec el passat 25 de juny per acordar un nou programa de rescat al sector públic grec i evitar la suspensió de pagaments del deute. Però no va calibrar que el referèndum no podia servir per pressionar en la negociació amb els altres Estats-membres sinó que només podia ser una eina per justificar la sortida de l’Euro i la recuperació de la sobirania monetària i fiscal, com a mínim des d’un punt de vista formal.

Més d’un 60% de l’electorat va votar NO a la proposta de les institucions, tal i com els havia demanat el primer ministre Tsipras, i en contra dels pronunciaments a favor del SÍ dels presidents de la Comissió Europea i del Parlament Europeu, així com de les forces polítiques gregues que van perdre les eleccions parlamentàries del passat mes de gener. El triomf del NO va ser una reivindicació de la sobirania grega enfront de la nova sobirania compartida europea, i no pas un triomf de la democràcia grega enfront de la tecnocràcia europea. Però el triomf del NO va servir de ben poca cosa, perquè la pregunta no era l’adequada. 

La única pregunta rellevant hagués sigut: ¿està d’acord en què el govern grec rebutgi la proposta de les institucions i surti de la zona Euro per a recuperar la seva sobirania monetària i fiscal?  Sense un mandat clar per assumir les conseqüències del trencament de les negociacions amb la UE, el govern grec no podia fer altra cosa que acceptar el compromís negociat entre els caps d’Estat i de govern d’una majoria dels Estats membres de la zona Euro.

No es pot dir que s’hagi produït un cop (com proclama la campanya This is a coup de l’esquerra europea a Twitter), sinó una “imposició” d’una majoria d’Estats democràtics sobre un altre Estat democràtic –Grècia– que necessita la seva ajuda financera. Imposició que ha sigut negociada entre el conjunt dels Estats membres fins que ha sigut acceptada per tots –de grat o per força. Però és així com funciona la regla de la majoria, també a Grècia, on el Parlament ha acabat decidint acceptar el compromís del seu govern, tot i que amb el vot en contra d’una part important del grup parlamentari del primer ministre.

La regla de la majoria a Europa ens diu que tot acord ha de ser aprovat per una majoria d’Estats membres, perquè tots ells responen a un mandat democràtic. Si bé el primer ministre Tsipras pot tenir la legitimitat democràtica dels 3.5 milions de grecs que van votar NO al referèndum, la cancellera Merkel té la legitimitat dels 18 milions d’alemanys que la van votar en les darreres eleccions –i de quasi 30 milions si hi sumem els 11 milions que van votar al seu soci de coalició, l’SPD–.

El que hem viscut en les darreres setmanes és un conflicte de legitimitats entre sobiranies nacionals: si el govern grec fa un referèndum i els ciutadans rebutgen una proposta comunitària, altres governs nacionals fan saber que probablement els seus parlaments nacionals no aprovin un tercer rescat ni una reestructuració del deute. Sobre el paper, és un conflicte de legitimitats insoluble. Si a la UE existeixen 28 fonts de sobirania, cap d’elles es pot imposar a les altres. Només un acord majoritari entre els seus governs –aprovat pels respectius parlaments o via referèndum- pot resoldre el conflicte. Aquesta és la realitat de l’actual crisi del deute.

Per tant, més enllà de si estem en desacord amb les polítiques d’austeritat que s’han aplicat a diversos països europeus i més enllà de si considerem injustes les condicions que les institucions imposen a Grècia a canvi d’un nou préstec mil milionari (s’han prestat més de 200.000 milions i el tercer rescat en preveu 85.000 més), es fa difícil explicar l’actual crisi grega en relació a la Unió Europea com una batalla entre democràcia i tecnocràcia.

El primer ministre holandès, Mark Rutte, ho va deixar ben clar en la reunió del Consell Europeu de dimarts 7 de juliol, amagant amb la possibilitat de sotmetre a referèndum al seu país el tercer rescat grec. Quan valorem que els ciutadans grecs van votar massivament en contra de les condicions de les institucions europees, no hem de perdre de vista que un referèndum similar a Holanda, a Finlàndia o a Alemanya donaria un resultat clarament contrari a seguir prestant més diners al govern grec.


Però la democràcia europea no es construirà enfrontant les democràcies nacionals entre elles ni amb les institucions europees. La democràcia europea només es pot construir si assumim que avui la única política democràtica que es pot exercir a Europa és la política democràtica a nivell europeu.

Les conseqüències del referèndum grec ens mostren, un cop més, que és il·lusori seguir pensant la democràcia en termes nacionals. Un país membre de la zona Euro no pot funcionar com una democràcia en el marc d’un Estat-nació. Les democràcies europees s’enfronten al “trilema de Rodrik” entre integració de mercats, democràcia i Estat-Nació. Avui no es pot mantenir un sistema democràtic en el marc d’un Estat-Nació en un context de mercats integrats. És a dir, no es pot mantenir un sistema democràtic en el marc d’un Estat-Nació i alhora estar integrat a l’Eurozona, havent cedit sobirania monetària i fiscal. Per mantenir un sistema democràtic cal triar entre renunciar a l’Estat-nació, és a dir a la sobirania nacional, o renunciar a la integració de mercats que suposa l’Eurozona.

Grècia, però, com la majoria d’Estats europeus, no vol haver de triar. Vol preservar la sobirania nacional i mantenir-se a la zona Euro. Però això, a mig termini, no és sostenible.Perquè les preferències dels ciutadans grecs –o d’altres països, com Espanya– xocaran contra les polítiques decidides per les institucions comunitàries. I la única manera de resoldre l’equació és que les polítiques decidides per les institucions comunitàries responguin a les preferències polítiques d’una majoria de ciutadans europeus, expressats a través de les eleccions al Parlament Europeu o de l’elecció directa per sufragi universal d’un president d’Europa, segons apostem per un sistema parlamentari  o presidencialista.

Però per fer aquest pas definitiu ens hem de fer dues preguntes: estem disposats a acceptar la regla de la majoria a nivell europeu? ; estem disposats a mantenir la comunitat política que és la Unió Europea “a qualsevol preu”?


Si responem positivament a les dues preguntes significarà que estem disposats a assumir com a legítim un govern europeu –de dretes o d’esquerres– sorgit de la voluntat comú dels ciutadans europeus, encara que aquesta no sigui la voluntat majoritària entre els ciutadans del meu país, i que considerem que la Unió política del continent és un “bé comú” a preservar per sobre dels interessos nacionals.

Ara bé, Europa encara no ha decidit si vol la unitat política “a qualsevol preu” i per això és incapaç de decidir mantenir Grècia dins Europa i de la zona Euro “a qualsevol preu”. De fet, la cancellera Angela Merkel, a l’entrar a la reunió de la cimera de la zona Euro de diumenge 12 de juliol va deixar clar que “no hi hauria acord a qualsevol preu”. Per què no?

Grècia avui és un problema econòmic per Europa, però és, sobretot i principalment, un problema polític de primer ordre. Un problema geoestratègic, fins i tot, com va recordar els primers dies de juliol el secretari de Defensa dels Estats Units, que va qualificar d’ “error geoestratègic” una possible sortida de Grècia de la zona euro, per les conseqüències que podria tenir a la regió. Els Balcans han sigut sempre un problema per a Europa. I qualsevol decisió en aquesta regió pot tenir greus conseqüències. Deixar caure Grècia i convertir-la en un “Estat fallit” no és només un “error geoestratègic” sinó un passaport segur a una nova desestabilització de la regió, incloent els països que ja són membres de la UE, com Bulgària i Romania.


Les grans decisions polítiques i geoestratègiques mai es valoren en termes econòmics. La reunificació alemanya va suposar un enorme cost econòmic per a l’antiga Alemanya occidental i un gran cost social per a l’antiga Alemanya oriental, però l’objectiu polític de la reunificació –inclosa la decisió de l’artificial paritat monetària entre el marc oriental i el marc occidental– no es va qüestionar. Alemanya va decidir absorbir i finançar els länder orientals perquè formaven part de la nació alemanya. Com la Itàlia del nord ha fet amb la Itàlia del sud des de la unificació del segle XIX. 

La pregunta que Europa s’ha de fer amb Grècia –i amb el conjunt de la regió balcànica– és si els volem dins “a qualsevol preu”, o no estem disposats a pagar el preu de mantenir dins el mateix sistema polític a una regió del continent que històricament ha sigut una regió econòmicament poc desenvolupada i políticament inestable.



Si no responem sincerament a aquesta pregunta la democràcia europea i el projecte polític de la UE –com el pagament del deute grec– seguirà esperant, ad calendas graecas.


26/12/2015 - Grècia i el trilema de Rodrik
Article publicat a la revista Món empresarial el novembre de 2015

L’economista nord-americà Dani Rodrik va elaborar una teoria l’any 2007 en què alertava sobre la impossibilitat de mantenir, alhora, la sobirania nacional i un sistema democràtic en un marc de mercats oberts i integrats, el que es coneix com el “trilema de Rodrik”.

Rodrik afirmava que en un context de globalització és impossible mantenir un sistema de govern democràtic –en què prevalen les preferències del ciutadans- en el marc d’un estat-nació sobirà. Per tant, si es vol mantenir la integració en els mercats globals, caldrà renunciar a la democràcia o a la sobirania nacional.  En cas contrari, caldrà renunciar a la integració en els mercats globals per permetre mantenir un sistema democràtic a nivell nacional.

Aquest trilema té una translació directa en l’àmbit europeu. En el marc de la integració de mercats de la Unió Econòmica i Monetària és impossible mantenir sistemes democràtics a nivell nacional que siguin realment sobirans. Avui, tots els Estats de la zona Euro han perdut la seva sobirania monetària, i bona part de la seva sobirania fiscal. Per tant, tampoc són Estats políticament sobirans. En conseqüència, les decisions dels seus ciutadans tampoc ho poden ser. Grècia és el cas que millor exemplifica aquesta nova realitat.

El problema polític grec ha sigut no acceptar que ja no és, de facto, un país sobirà. Com tampoc ho és Espanya, ni ho seria una Catalunya independent en el marc de la Unió Econòmica i Monetària. La principal lliçó que hem d’extreure del que ha passat a Grècia durant l’any 2015 és que sense sobirania monetària i fiscal –és a dir, sense moneda pròpia i sense una recaptació fiscal suficient per finançar la despesa pública- és impossible mantenir la sobirania política.

La sobirania política grega, avui, és una ficció perquè no és fiscalment sobirana. Si Grècia tingués una recaptació fiscal suficient per mantenir la seva despesa pública i no necessités endeutar-se més per tal de seguir pagant als seus funcionaris i pensionistes, podria suspendre el pagament del deute pendent. Però ara no pot, perquè el país col·lapsaria. Grècia avui no es pot autofinançar i, per tant, els ciutadans grecs no poden fer prevaler les seves preferències polítiques per sobre de les preferències del creditors que han de continuar finançant el país.

Com es pot resoldre aquest trilema? Construint un nou sistema democràtic a nivell europeu que respongui a les preferències dels ciutadans europeus expressades a les urnes. En el marc de la Unió Econòmica i Monetària –i aviat fiscal- la democràcia serà europea o no serà.



26/12/2015 - Grecia y la democracia europea
Artículo publicado en el blog Agenda Europea el 10 de julio de 2015.
El domingo 5 de julio, el gobierno griego encabezado por Alexis Tsipras sometió a referéndum la propuesta que las tres instituciones -Comisión Europea, BCE y FMI- hicieron al gobierno griego el pasado 25 de junio para acordar un nuevo programa de rescate al sector público griego y evitar la suspensión de pagos de la deuda.
Más de un 60% del electorado votó NO a la propuesta de las instituciones, tal como les había pedido el primer ministro Alexis Tsipras, y en contra de los pronunciamientos en favor del SÍ de los presidentes de la Comisión Europea y del Parlamento Europeo, así como de las fuerzas políticas griegas que perdieron las elecciones parlamentarias del pasado mes de enero.
El triunfo del NO se ha leído como un triunfo de la democracia griega frente a la tecnocracia europea. Un triunfo del pueblo sobre los tecnócratas. Pero más bien se debería leer como una reivindicación de la soberanía nacional griega frente a la nueva soberanía compartida europea.
Las instituciones europeas, empezando por la Comisión, no son organismos tecnocráticos que no obedecen a ninguna directriz política. Al contrario, son instituciones políticas con una legitimidad democrática indirecta. El Consejo Europeo está formado por 28 jefes de Estado y de gobierno elegidos democráticamente por sus pueblos, y el Presidente del BCE es elegido por estos jefes de Estado. El Eurogrupo está formado por ministros de economía de gobiernos elegidos democráticamente por los ciudadanos de sus países. Y el Presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, ha sido elegido por el Parlamento Europeo como resultado de una elección democrática. Era el candidato del Partido Popular Europeo en las elecciones europeas de 2014 y los partidos que le apoyaban obtuvieron los votos y la confianza de 41 millones de ciudadanos europeos. Es decir, Juncker tiene la legitimidad democrática que le otorgan 41 millones de sufragios.
En las mismas elecciones al Parlamento Europeo de 2014, Alexis Tsipras era el candidato a presidir la Comisión Europea del Partido de la Izquierda Europea, que obtuvo casi 12 millones de votos. Un resultado destacable, pero muy lejos de los 41 millones de Juncker y los 40 millones que obtuvo el candidato socialista, Martin Schulz, y por debajo de los liberales (13.5 millones) y los verdes (12.1 millones).
Por lo tanto, más allá de si estamos en desacuerdo con las políticas de austeridad que se han aplicado en varios países europeos y más allá de si consideramos más o menos injustas las condiciones que las instituciones imponen a Grecia a cambio de un nuevo préstamo mil millonario (se han prestado más de 200.000 millones y se necesitan 50.000 más), se hace difícil explicar la actual crisis griega en relación a la Unión Europea como una batalla entre democracia y tecnocracia.
El primer ministro holandés, Mark Rutte, lo dejó bien claro en la reunión del Consejo Europeo del martes 7 de julio, escondiendo con la posibilidad de someter a referéndum en su país el tercer rescate que ahora pide el gobierno griego. Cuando valoramos que más de 3, 5 millones de griegos votaron masivamente en contra de las condiciones de las instituciones europeas, no debemos perder de vista que un referéndum similar en Holanda, en Austria o en Alemania daría un resultado claramente contrario a seguir prestando más dinero al gobierno griego.
Por lo tanto, hay que valorar el referéndum griego en términos de reivindicación de la soberanía nacional ante la creciente cesión de soberanía a las instituciones europeas, y no como un ejercicio de democracia ante unas instituciones tecnocráticas. Gusten o no sus políticas, Jean Claude Juncker es presidente de la Comisión porque más de 41 millones de europeos votaron a los partidos de centroderecha integrados en el Partido Popular Europeo. Y en el Consejo Europeo hay una mayoría de presidentes y primeros ministros conservadores y liberales que en la mayoría de países europeos han ganado democráticamente las elecciones.
La democracia europea no se construirá enfrentando las democracias nacionales entre ellas ni con las instituciones europeas. La democracia europea sólo se puede construir si asumimos que hoy la única política democrática que se puede ejercer en Europa es la política democrática a escala europea. Las democracias nacionales, como apunta la politóloga Vivien Schmidt, se han convertido en sistemas de " politics without policies". Es decir, de instituciones que no son capaces de implementar políticas públicas. En las democracias nacionales, como la griega, hay mucho debate político pero poca capacidad para convertir este debate en políticas concretas. No tienen los recursos ni la soberanía en materia monetaria y fiscal para hacerlo.
En cambio, las instituciones europeas se han convertido en un sistema de " policies without politics". Es decir, un sistema que genera muchas políticas públicas y que decide la política económica del conjunto, pero sin instituciones claramente identificables y sin un proceso de toma de decisiones inteligible, basado en un debate político europeo que traslade las preferencias de los ciudadanos. Esta es la gran paradoja política europea que la actual crisis económica ha puesto en evidencia.
¿Qué se puede hacer, entonces? Debemos asumir que la política, en mayúsculas, será europea o no será. Hoy los Estados nacionales europeos han cedido su soberanía monetaria y fiscal. También Alemania lo ha hecho y por eso también en el seno de la sociedad alemana se producen tensiones en relación a la conveniencia de formar parte de la zona Euro. Desde 2013 la Comisión Europea debe dar el visto bueno a todos y cada uno de los presupuestos nacionales antes de que sus gobiernos los presenten a los parlamentos nacionales. Es decir, la Comisión Europea controla el presupuesto del gobierno español casi en la misma medida que el ministerio de Hacienda español controla el presupuesto de la Generalitat de Catalunya.
Los Estados europeos han cedido buena parte de su soberanía en materia económica pero hasta hace bien poco los ciudadanos no eran muy conscientes. La crisis nos ha hecho tomar conciencia de este hecho. Pero no hemos reaccionado de forma positiva, construyendo nuevos proyectos políticos a escala europea, sino que a menudo la reacción ha sido resistente.
En toda Europa crecen las "identidades-resistencia" a nivel nacional, utilizando el concepto creado por Manuel Castells. Identidades-resistencia estructuradas a partir de la creencia de que es posible volver a los "buenos tiempos" de la soberanía nacional. Es el discurso del Frente Nacional en Francia, del UKIP -pero también los conservadores- en el Reino Unido y del partido anti-Euro Alternativa para Alemania, pero también puede ser un discurso tentador para la izquierda alternativa que crece en todas partes. Syriza, aliada con los nacionalistas conservadores, ha utilizado este discurso de "resistencia nacional" frente a "la Troika".
La alternativa real, por lo tanto, sólo puede surgir de nuevas "identidades-proyecto", construidas en torno a proyectos políticos europeos que se propongan cambiar la orientación política de las instituciones europeas a través del Parlamento Europeo. Es decir, la democracia en Europa será europea o no será.
Las consecuencias del referéndum griego nos muestran, una vez más, que es ilusorio seguir pensando la democracia en términos nacionales. Un país miembro de la zona Euro no puede funcionar como una democracia en el marco de un Estado-nación. Las democracias europeas se enfrentan al "trilema de Rodrik" entre Globalización, Democracia y Estado-Nación. Hoy no se puede mantener un sistema democrático en el marco de un Estado-Nación en un contexto de globalización y mercados integrados. Es decir, no se puede mantener un sistema democrático en el marco de un Estado-Nación y al mismo tiempo estar integrado en la Eurozona, habiendo cedido soberanía monetaria y fiscal. Para mantener un sistema democrático hay que elegir entre renunciar al Estado-Nación, es decir a la soberanía nacional, o renunciar a la integración de mercados que supone la Eurozona.
Pero Grecia, como la mayoría de los Estados europeos, no quiere tener que elegir. Quiere preservar la soberanía nacional y mantenerse en la zona Euro. Pero esto, a medio plazo, no es sostenible. Porque las preferencias de los ciudadanos griegos chocarán contra las políticas decididas por las instituciones comunitarias. Y la única manera de resolver la ecuación es que las políticas decididas por las instituciones comunitarias respondan a las preferencias políticas de una mayoría de ciudadanos europeos, expresados a través de las elecciones al Parlamento Europeo.
Pero para hacer este paso definitivo cabe preguntarse: ¿estamos dispuestos a aceptar la regla de la mayoría a nivel europeo? Es decir, ¿estamos dispuestos a asumir como legítimo un gobierno europeo -de derechas o de izquierdas- surgido de la voluntad común de los ciudadanos europeos, aunque esta no sea la voluntad mayoritaria entre los ciudadanos de mi país? Esta es la pregunta que deberíamos responder. Hoy los alemanes o los españoles de izquierdas aceptan ser gobernados por un gobierno conservador porque la mayoría de sus conciudadanos les han votado. ¿Lo aceptaríamos a nivel europeo?
Jean-Claude Juncker es presidente de la Comisión Europea porque los partidos que lo apoyan ganaron las elecciones al Parlamento Europeo. Pero a menudo nos resulta más fácil obviar este hecho que responder a la pregunta que no nos queremos hacer: ¿estamos dispuestos a ser gobernados por un gobierno europeo elegido democráticamente por una mayoría de europeos, aunque no por una mayoría de ciudadanos de mi país? Yo sí. ¿Y usted?


26/12/2015 - Euroescepticismo: entre la crisis europea y los malestares democráticos nacionales
Artículo publicado el 23 de septiembre de 2014 en el blog de la Fundación Alternativas en el diario El País.

La crisis económica europea parece haber exacerbado el euroescepticismo, a la luz de los resultados electorales de las elecciones de mayo de 2014 y de la evolución de las encuestas del Eurobarómetro desde 2007. Sin embargo, esta evolución parece vincularse no sólo a la evolución de la crisis económica europea sino a la evolución de los distintos malestares democráticos nacionales.
Gráfico 1. Beneficio de pertenecer a la UE 
Graficoeuroescepticismo






Fuente: Eurobarómetro n.67-79. Comisión Europea.
Una primera conclusión del análisis de las encuestas del Eurobarómetro realizadas entre 2007 y 2013 nos puede llevar a pensar que si bien la evolución de la imagen de la UE y la confianza en sus instituciones ha sido paralela en los cuatro grandes países de la zona Euro -respondiendo a una misma tendencia general europea-,  la evolución en el apoyo a la pertenencia del propio país a la Unión -así como el balance de beneficios de pertenecer al club comunitario-  parece estar relacionada con la evolución de la economía nacional, la percepción del rol del propio país en la dirección del proyecto europeo y las consecuencias que ha tenido la actual crisis en los sistemas democráticos nacionales.
Los alemanes, por ejemplo, parecen  haber recuperado su imagen positiva de la Unión y la percepción
de que la pertenencia a la UE les conviene e incluso les beneficia como país desde finales de 2011, a medida que su economía se recuperó de la recesión de 2009 y vieron reforzado el liderazgo europeo de la canciller Angela Merkel. A pesar de ello, siguen desconfiando de unas instituciones que no están suficientemente controladas democráticamente.
Los franceses, por su parte, parecen vincular su euroescepticismo a la percepción del rol del liderazgo europeo que ejerce su presidente y a la pérdida de soberanía nacional. Los franceses no estaban satisfechos con la posición subordinada del presidente Sarkozy en el tándem franco-alemán y esperaron que el nuevo presidente François Hollande reequilibrara el eje en favor de Francia. La percepción que este reequilibrio no se ha producido -ni se producirá- ha conllevado una profundización del euroescepticismo francés.
Por el contrario, la opinión de italianos y españoles parece evolucionar en función de si se sienten ciudadanos europeos con capacidad de influencia o ciudadanos de "democracias intervenidas" subordinados a las decisiones tomadas desde Bruselas. El incremento del euroescepticismo italiano y español parece ir muy vinculado a dos fechas muy concretas: mayo de 2010, cuando el Consejo Europeo obliga al gobierno español a aceptar y tomar medidas de disminución drástica del gasto público para contener el déficit y el nivel de endeudamiento; y noviembre de 2011, cuando Merkel y Sarkozy provocan la caída del gobierno Berlusconi e impulsan la formación de un nuevo gobierno técnico encabezado por Mario Monti.
Podemos concluir que el descenso del apoyo utilitario y afectivo a la Unión responde a tres procesos distintos en los que subyace un fuerte componente democrático: enFrancia responde a un profundo "malestar nacional" -previo a la crisis- por la pérdida de soberanía; en España e Italia son consecuencia de un nuevo "malestar democrático" generado por la sensación de vivir en una "democracia intervenida" por la UE; y enAlemania son consecuencia de un cierto "desconcierto democrático" debido a la conciencia de que las instituciones comunitarias actúan sin mandato democrático claro. Es decir, el incremento del euroescepticismo sólo se explica por la conjunción entre crisis económica y crisis democrática.

*Albert Axalà es autor de Crisis económica y euroescepticismo, un Estudio de Progreso de la Fundación Alternativas. Licenciado Ciencias Políticas por la UAB, es doctorando en integración europea, y ha sido colaborador del Instituto Universitario de Estudios Europeos de la UAB.
*Estudios de Progreso es un programa de la Fundación Alternativas dirigido a promover la elaboración de propuestas de progreso y cambio social por parte de jóvenes investigadores.


26/12/2015 - El error de votar contra Juncker: ¿hay que ser izquierdista antes que europeísta?
Artículo publicado el 23 de julio de 2014 en Agenda Pública.

Pedro Sánchez ganó la secretaría general del PSOE con un discurso orientado a que el Partido Socialista vuelva a ser una "opción mayoritaria y de gobierno", marcando distancias en relación a Izquierda Unida y, sobretodo, a Podemos. En su primer discurso tras la elección afirmó que "sólo el PSOE  puede gobernar una España con un proyecto que no caiga en el populismo ni en la demagogia". Pero su primera decisión como secretario general ha sido votar en el Parlamento Europeo lo mismo que los partidos a la izquierda del PSOE (IU, Podemos, ERC, Compromís y Bildu) alejándose del voto mayoritario de la socialdemocracia europea.
Ante esta aparente contradicción, cabe preguntarse: ¿Por qué esta concesión 'a la galería' de un dirigente político que quiere encarnar un PSOE "con vocación de gobierno"? ¿Por coherencia con lo defendido durante la campaña? ¿Por considerar que es lo que quieren las bases del partido?
En este último caso, ¿por qué se aceptó, sin más debate ni discusión, durante la campaña para la elección del secretario general que 'lo coherente' era votar en contra de Juncker? ¿Por qué nadie estuvo dispuesto a explicar a los militantes que el PSOE votaría a Juncker a cambio de que los populares votaran a Schulz como Presidente del Parlamento y apoyen a un socialdemócrata como vice-presidente económico de la Comisión?
La política consiste en representar a tus electores pero también en hacer pedagogía. Sin un debate informado sólo se pueden tomar decisiones parciales, como ha hecho el PSOE en esta ocasión. El PSOE no está sólo en Europa. Pertenece a una gran familia política, la familia de los socialistas, social-demócratas y laboristas. Es cierto que no ha habido unidad en esta votación y no sólo el PSOE no ha respetado el acuerdo entre Juncker y Schulz, pero en este momento de gran dificultad, el PSOE necesita más que nadie estar al lado de la mayoría en el Parlamento Europeo, junto al centro-izquierda alemán e italiano.
Gráfico 1. Voto del grupo parlamentario de los Socialistas y Demócratas (S&D)
Fuente: Elaboración propia
Fuente: Elaboración propia
Renzi será el gran referente del centro-izquierda durante los próximos años y ha conseguido situar a uno de los suyos, Gianni Pittella, como jefe del grupo de los socialistas y demócratas en el Parlamento Europeo. El PSOE debería hacer todo lo posible para tejer una alianza con el centro-izquierda italiano, puesto que el futuro de España se juega en Europa.
La política de hoy o es europea o no puede ser política en mayúsculas, porque no puede ser transformadora. A nivel nacional ya no es posible hacer las políticas de estímulo e inversión que la economía española necesita, como las anunciadas por Juncker. Hoy no nos sirve un discurso izquierdista a nivel nacional si no somos capaces de articular una alternativa europeísta real. Parafraseando a Felipe González, 35 años después del XXVIII Congreso, hoy "hay que ser socialista (europeo) antes que izquierdista (español)".
¿Esto significa que el PSOE no debe criticar las políticas llevadas a cabo hasta ahora por la Comisión Europea y por la Unión en su conjunto? En absoluto. Debe criticarlas en el Parlamento Europeo, pero también en el Congreso de los Diputados, donde habría que utilizar mejor los mecanismos de control que ofrecen los tratados europeos. El Tratado de Lisboa, en vigor desde 2009, abrió la puerta a un mayor control de los parlamentos nacionales sobre las políticas europeas, y el Tratado de Estabilidad, Coordinación y Gobernanza de la Unión Económica y Monetaria -la mayor transferencia en política económica y fiscal que ha hecho España, en vigor desde enero de 2013- también prevé este control parlamentario nacional.
Sin embargo, uno de los países que menos controla y discute la política económica europea y su aplicación nacional a través del Semestre Europeo -el mecanismo de control presupuestario y fiscal por parte de la Comisión- es España. Según un informe reciente del Observatorio de los Parlamentos tras el Tratado de Lisboa (OPAL) los países más afectados por la crisis son, a su vez, los que cuentan con Parlamentos más débiles y que han controlado menos las decisiones económicas tomadas a nivel europeo -en el Consejo Europeo, el Eurogrupo o la Comisión. En cambio, los países con triple A han sido los que más han controlado las decisiones económicas europeas desde sus parlamentos nacionales. Y los que más han influido en ellas.
Una vez más, como apuntábamos en un artículo anterior, se pone en evidencia que en Europa hay países que se toman en serio la política europea -también su control democrático a través de sus parlamentos- y otros que no. Desgraciadamente España se encuentra entre los segundos. En consecuencia, la nueva legislatura ha empezado dominada por Alemania: sus candidatos se han hecho con la presidencia de la Comisión y del Parlamento, así como con la presidencia del grupo popular europeo. Los italianos han conseguido la presidencia del grupo socialista. Los franceses y los españoles ni están ni se les espera.
Por consiguiente, la nueva dirección del PSOE debe ser consciente que está obligada a una doble tarea: reforzar el control parlamentario de la aplicación de la política económica europea desde Madrid e influir -a través del grupo socialista en el Parlamento Europeo- en las decisiones de la nueva Comisión -incluyendo el nombramiento del nuevo comisario español, que deberá ser aceptado por el Parlamento. Mucho me temo que tras la decisión de esta semana de votar contra Juncker, las posibilidades de bloquear la candidatura de Arias Cañete con el apoyo del grupo socialista europeo se han reducido notablemente. Eso lo saben perfectamente los eurodiputados socialistas, y sería tarea del nuevo secretario general explicarlo en las agrupaciones del partido.


26/12/2015 - La elección de Juncker, ¿un triunfo de la democracia europea?
Artículo publicado el 2 de julio de 2014 en Agenda Pública

Las elecciones europeas de Mayo las ganó el Partido Popular Europeo, con 221 escaños y más de 40 millones de sufragios. El pasado 27 de junio, su candidato, Jean-Claude Juncker, recibió el apoyo de 26 de los 28 Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión para ser elegido Presidente de la Comisión. En unas semanas deberá ser el Parlamento quien vote su elección.
Juncker ha sido elegido por los líderes nacionales, pero por primera vez su elección ha sido condicionada por los partidos políticos europeos, que decidieron en 2013 presentar candidatos comunes a la presidencia de la Comisión.
El Tratado de la Unión Europea, tras su última reforma firmada en Lisboa, establece que el Presidente de la Comisión deberá ser elegido por el Consejo Europeo "teniendo en cuenta los resultados de las elecciones europeas" y deberá recibir el apoyo de una mayoría de diputados del Parlamento Europeo. Para ello, el Tratado deja claro que deberá producirse un período de consultas entre ambas instituciones para acordar el candidato. Pero en ningún artículo establece que antes de las elecciones los partidos políticos europeos presentarán candidatos a la presidencia de la Comisión que ejerzan de "cabezas de lista" -Spitzenkandidaten, en alemán.
Ahí radica la gran novedad de la elección de Juncker. Y por ello no sólo el PPE ha apoyado su elección sino también el Partido de los Socialistas Europeos (PSE) y la Alianza de los Liberales (ALDE). Incluso los Verdes, que no lo apoyarán, han recibido positivamente su elección, al considerar que representa "un triunfo de la democracia europea".
¿Por qué los 4 principales partidos políticos europeos consideran un triunfo la elección de Juncker? Porque hace más de un año todos apostaron por "politizar" la elección del Presidente de la Comisión, convirtiendo las elecciones europeas en unas auténticas "elecciones parlamentarias" de una "democracia representativa normal", en las que los distintos partidos presentan a sus candidatos a la presidencia del gobierno y todos aceptan que el ganador sea el elegido.
Esta "politización" de las elecciones, que pretende "democratizar" las instituciones comunitarias, ha condicionado la elección del Presidente de la Comisión por parte del Consejo Europeo, más allá de la letra de los Tratados. Por ello, se podría decir que la elección de Juncker es un triunfo de los partidos políticos europeos.
Juncker fue elegido por los líderes nacionales porque antes fue elegido candidato del Partido Popular Europeo, a pesar de las reticencias de Angela Merkel -y de la mayoría de los 13 jefes de Estado y de Gobierno de la familia popular europea- a nombrar un candidato antes de las elecciones. El PPE fue el último partido en elegir a su candidato, el 7 de marzo en Dublín, y sólo lo hizo forzado por la elección de candidatos por parte de socialistas, liberales, verdes  y la izquierda europea. Merkel sólo cedió a nombrar un candidato del PPE tras la elección de Martin Schulz por parte de los socialistas.
Merkel se vio arrastrada por la dinámica generada por los partidos políticos europeos, incluido el suyo, y tuvo que renunciar a su candidata preferida para ocupar la presidencia de la Comisión, la directora-gerente del FMI Christine Lagarde. Juncker fue su second best, e incluso lo tuvo que defender en el seno del PPE, cuando surgió un candidato alternativo, el comisario Michel Barnier, que a punto estuvo de poner en jaque la candidatura de Juncker.
Pero una vez elegido, Merkel jugó a fondo la carta de los Spitzenkandidaten. Alemania fue el país donde los debates entre los dos principales candidatos tuvieron mayor eco -Juncker y Schulz protagonizaron dos debates en alemán y  enprime time -  y donde la prensa realizó una cobertura mediática más amplia de sus campañas electorales, como podemos ver en el siguiente gráfico.
Juncker Premsa

En Alemania la campaña fue más europea que en cualquier otro país de la Unión, y quizás por ello también aumentó notablemente la participación. Los electores alemanes  tuvieron claro que en sus manos estaba la elección del próximo Presidente de la Comisión, gracias a la cobertura de sus medios, y por ello cuando tras las elecciones David Cameron -con el apoyo de los primeros ministros sueco y holandés- quiso poner en duda la legitimidad de Juncker, Merkel no pudo ceder. Se había comprometido con sus electores -y ante la prensa alemana- a que el ganador de la contienda sería el elegido. Y así ha sido.
Por consiguiente, la elección de Juncker se puede considerar una victoria de la política frente a la tecnocracia, de los partidos políticos europeos frente a los líderes nacionales, y de la opinión pública alemana frente al resto de opiniones públicas nacionales.  Las elecciones europeas de 2014, con dos candidatos alemanes y otros dos que hablan perfectamente alemán, nos ofrecen un nuevo interrogante: ¿la democracia europea será una democracia alemana?  
La democratización de la UE implica que las opiniones públicas nacionales se impliquen en los debates políticos europeos. Y estas  elecciones han puesto en evidencia -una vez más- que Alemania lidera porque quizás es el único gran país que se toma en serio la construcción europea. En 2019, en lugar de lamentarnos, quizás deberíamos proponer candidatos franceses, españoles e italianos, y tomarnos más en serio las elecciones europeas. Sólo así conseguiremos ser más influyentes y condicionar la política europea.


28/05/2014 - Europa: paisaje después de la batalla
Las elecciones europeas de 2014 merecen distintas lecturas, en clave ideológica y partidaria, nacional e incluso institucional. En este artículo intentaré abordar las tres. Pero antes de abordarlas quiero destacar la evolución de la participación, que por primera vez no ha descendido en relación a las elecciones precedentes -manteniéndose en el 43%- y en algunos casos, como Alemania, incluso se ha incrementado significativamente.


En este sentido cabe destacar que la participación ha superado el 50% en Grecia, Irlanda y Dinamarca, el 60% en Italia y el 70% en Malta, al margen de la elevada participación en Bélgica y Luxemburgo por la obligatoriedad del voto. Tampoco debemos pasar por alto la grave fractura de participación entre los países miembros anteriores a 2004 y los países de la ampliación al Este. La participación en la UE-15 se acerca al 50%.


¿Juncker o Schulz?


En primer lugar, lo que estaba en juego en estas elecciones es qué partido y qué candidato obtenían mayor representación en el Parlamento. Y el ganador de estas elecciones ha sido el Partido Popular Europeo y su candidato a la presidencia de la Comisión, Jean Claude Juncker. A pesar de la previsible pérdida de más de 60 diputados, el PPE, con más del 28% del voto y 213 diputados, se ha impuesto a unos socialistas que no han cumplido las expectativas de crecimiento que vaticinaban algunas encuestas. El nuevo presidente de la Comisión ha recibido un mandato de unos 54 millones de electores. El triple de electores que eligieron a Angela Merkel como canciller de Alemania el pasado mes de septiembre.


Los populares han resistido y su candidato debería ser el primero en buscar las alianzas necesarias para ser elegido Presidente de la Comisión. Es lo que los europeístas hemos defendido durante la campaña y su elección por el Parlamento debería suponer un punto de inflexión el proceso de democratización y politización de la Unión Europea. Martin Schulz hubiera podido liderar una mayoría alternativa si existiera la posibilidad de articularla parlamentariamente, pero no es posible, ni sumando los votos a su izquierda, ni con los liberales y los verdes. Hoy mismo, martes 27 de mayo, los líderes de los principales grupos parlamentarios, incluyendo Martin Schulz y Guy Verhofstadt, han reconocido la victoria del Partido Popular Europeo y han propuesto que Juncker sea el candidato propuesto por el Consejo Europeo para ser elegido por votación del Parlamento.


¿Por qué ha ganado el PPE?


Ha ganado el PPE en los podríamos llamar una "victoria amarga", porque ha resistido. Ha resistido el desgaste del gobierno a pesar de haber perdido muchos apoyos en los principales países de la Unión. Los populares han perdido 17 escaños en Italia, 10 en Francia, 9 en Polonia, 8 en España y en Alemania, 6 en Rumanía, 3 en Portugal... Es decir, han sufrido el castigo a sus políticas, aunque en países como en Francia e Italia ya no ostenten la presidencia del gobierno. Los ciudadanos han castigado a los principales partidos del centro-derecha europeo, pero a pesar de ello han resistido. La muestra es que algunos, incluso perdiendo diputados como el PP y la CDU, han mantenido la primera plaza en sus países, y otros -como la Plataforma Cívica polaca- han conseguido un empate ante el principal partido de la oposición.


Los populares han resistido pero han perdido notables apoyos hacia partidos a su derecha claramente eurófobos o euroescépticos en Francia, Alemania y Polonia. Un hecho políticamente muy relevante que puede influir en la evolución de la política europea de CDU/CSU, la UMP y la Plataforma Cívica.


¿Por qué no han ganado los socialistas?


El PSE no ha ganado porque no ha sabido capitalizar el descontento con el rumbo político de la Unión Europa ni ha sabido convencer de que ellos eran los abanderados de una política económica alternativa, a pesar de los esfuerzos de Schulz durante esta campaña. 

Las encuestas pronosticaban que conseguirían entre 200 y 210 diputados, pero se quedaron en 190, debido principalmente al descalabro del socialismo español -que ha perdido 9 diputados- a la incapacidad del PS francés por recuperarse del mal resultado de 2009 -sólo ha conseguido mantener 13 diputados- y por el insuficente incremento de voto de los laboristas británicos que han crecido mucho menos de lo que indicaban los pronósticos debido al empuje del UKIP en su propio electorado. Los socialistas también han sufrido notables pérdidas en Grecia, Irlanda y la Repúglica Checa -debido a la aplicación de políticas de austeridad desde el gobierno-, y no han conseguido crecer en países como Polonia -donde aún han perdido 2 de los 7 escaños que tenían- o crecer lo suficiente en Portugal -donde las encuestas señalaban un crecimiento de 3 diputados que se quedó en sólo uno.


La otra cara de la moneda de los socialistas ha sido la imponente victoria del Partito Democratico de Matteo Renzi -40% del voto y 31 diputados- que le convertirá en la principal delegación nacional del grupo socialista; la notable victoria de los socialdemócratas rumanos, que han pasado de 11 a 18 diputados; y el incremento del SPD alemán, de 23 a 27 escaños.


En cualquier caso, los socialistas deberán estar atentos a la fuga de su votante hacia la izquierda en los países más tocados por la crisis -España, Grecia e Irlanda- o hacia el populismo nacionalista, como en Francia y el Reino Unido.


¿Por qué han resistido los liberales y se han mantenido los verdes?


Las proyecciones previas a la elección indicaban que los liberales podrían perder más de 20 diputados y los verdes unos 15. En cambio los resultados arrojan que el grupo de los verdes puede mantener 52 de sus actuales 57 diputados y los liberales 64 de sus 83, pero con perspectiva de crecimiento cuando se forme el grupo parlamentario.


Los liberales han sufrido un descalabro de sus partidos tradicionales: han perdido 11 diputados en el Reino Unido, 10 en Alemania y 4 en Italia, además de la pérdida de uno o dos diputados en Irlanda, Suecia, Bulgaria y Eslovenia. Pero se han mantenido o crecido ligeramente en Francia, Países Bajos, Bélgica, Austria, Rumanía, los países escandinavos y los países bálticos,  y pueden salir beneficiados de la aparición con fuerza de nuevos partidos en la República Checa (4 diputados), España -donde pueden conseguir atraer los 4 diputados de UPyD y los 2 de Ciudadanos- e incluso en Alemania, donde contarán con el nuevo diputado de los "Votantes libres".


Podemos decir que Guy Verhofstadt puede conseguir 'salvar los muebles' gracias a los pequeños partidos, aunque tendrá que lidiar con un grupo parlamentario mucho más heterogéneo, lejos del tradicional predominio germano-británico. Un grupo probablemente más social-liberal que neoliberal, y que puede decantar mayorías de centro-izquierda.


Los verdes han sufrido descensos -algunos notables- en sus feudos tradicionales. Han perdido 9 diputados en Francia, 3 en Alemania y 1 diputado en los Países Bajos, Suecia y Finlandia. Pero se han mantenido gracias al crecimiento de los verdes belgas y austríacos y de la aparición con fuerza de nuevos partidos verdes en Hungría, Croacia e Irlanda, e incluso en Alemania -puesto que el nuevo diputado 'pirata' se integrará en su grupo parlamentario. Además se han visto beneficiados por el incremento del apoyo a los partidos de la Alianza Libre Europea, principalmente partidos nacionalistas de izquierdas en España y el Reino Unido.


Los verdes, bajo el liderazgo de Ska Keller, han conseguido ampliar su territorio electoral en países donde hasta ahora no tenían representación gracias a la aparición de fuerzas políticas que han hecho bandera de una izquierda 'democratista' y renovadora, alternativa a la socialdemocracia tradicional pero también a la nueva izquierda populista. Estos nuevos partidos les permitirán compensar las pérdidas del bloque franco-alemán que hasta ahora controlaba el grupo parlamentario.


¿La izquierda liderada por Alexis Tsipras ha crecido más de lo que parece?


El Partido de la Izquierda Europea y su grupo parlamentario estaban llamados a crecer significativamente hasta superar los 50 o incluso los 55 diputados, según algunas proyecciones. En cambio, los resultados provisionales arrojan un grupo formado por 42 diputados, sólo 7 más que en la actualidad. ¿Qué ha pasado? Podríamos calificarlo de 'error' metodológico.


Los resultados oficiales del Parlamento Europeo no computan en el grupo de la izquierda nuevas formaciones que han apoyado públicamente la candidatura de Alexis Tsipras, como la lista italiana "Una'Altra Europa con Tsipras", que ha obtenido 3 diputados, y los 5 diputados españoles de Podemos. Si los sumamos a los 42 diputados de los partidos que forman actualmente el grupo parlamentario, podemos afirmar que el grupo de la izquierda unida ha ganado 15 diputados más en estas elecciones, y superará en escaños a los grupos de los conservadores euroescépticos, los populistas anti-europeos y la extrema derecha.


Es decir, la izquierda de Tsipras es uno de los ganadores de esta elección. No sólo por la victoria de Syriza en Grecia (8 diputados), sino por el gran resultado obtenido por la izquierda en España -10 diputados entre IU y Podemos- y en Irlanda -3 diputados del Sinn Féinn- así como el crecimiento en Italia, Holanda y Finlandia. En consecuencia, también en el grupo de la izquierda europea han perdido fuerza alemanes y franceses. El nuevo grupo estará dominado por los diputados de los países del sur -10 españoles, 8 griegos, 4 Portugueses y 3 italianos- que deberán liderar la oposición a las políticas de austeridad desde el Parlamento Europeo.



And last but not least, ¿el crecimiento del populismo anti-europeo es tan general como nos dicen?


La gran bomba informativa de la jornada electoral fue el crecimiento del populismo anti-europeo y de la extrema derecho. ¿Pero ha sido un crecimiento generalizado?


La extrema derecha ha crecido significativamente en Francia, Grecia, Suecia y Austria. Y el resultado más preocupante, evidentemente, es la victoria del Frente Nacional en Francia con el 25% de los votos. En Austria han doblado su representación (20%, 4 diputados), en Suecia han triplicado su resultados (casi el 10% del voto y 2 escaños) y en Grecia han conseguido el 9% de los votos y 2 diputados, mientras que en Hungría Jobbik ha mantenido su resultado anterior (14% del voto y 3 escaños).


Por el contrario, la extrema derecha ha bajado en los Países Bajos (4 puntos y 1 diputado menos), en Bélgica (el Vlaams Belang ha obtenido 5.7 puntos y 1 diputado menos), en el Reino Unido (el British National Party ha desaparecido perdiendo a sus 2 diputados), en Bulgaria (Attack ha bajado del 12 al 3% y se ha quedado sin representación), en Rumanía (donde el Partido de la Gran Rumanía ha bajado del 10 al 3% y ha perdido sus tres diputados), y en Eslovaquia, donde el partido nacional ha perdido su diputado.


¿Es preocupante el crecimiento en Francia, Austria, Suecia y Grecia? Lo es. Y más si consiguen formar un grupo parlamentario propio en el Parlamento Europeo con los partidos de la Alianza Europea por la Libertad, a los que se podrían añadir los griegos de Aurora Dorada.


Pero el fenómeno de la extrema derecha no es generalizado. Y el hecho que tengamos un eurodiputado alemán de extrema derecha (NDP) en el próximo Parlamento Europeo es debido a que en Alemania se ha modificado el suelo electoral, pero el pasado domingo tuvieron un apoyo de sólo el 1%. En Italia, en cambio, la candidatura Fratelli d'Italia - Alleanza Nazionale, no ha obtenido representación con un 3% de los votos.


Otra cosa es el impacto que tendrá la victoria del Frente Nacional en la política francesa, y la política europea de Francia. Esto sí que es preocupante. Y veremos sus consecuencias más pronto que tarde. Consecuencias que tienen que ver con un profundo malestar político francés que no es nuevo y que ya se mostró en 2002 cuando los franceses situaron a Jean Marie Le Pen en la segunda vuelta de las presidenciales y en 2005 cuando no ratificaron la Constitución Europea. 

El problema de Francia no es el Frente Nacional, sino que una parte creciente de la sociedad francesa rechaza la pertenencia a la Unión Europea y al Euro, y mantiene posiciones políticas claramente reaccionarias. En este sentido hay que analizar que la mayoría de las clases populares francesas hayan retirado su apoyo al Partido Socialista y al Front de Gauche para dárselo al Frente Nacional.


Algo parecido ha pasado en el Reino Unido con la victoria de UKIP. El problema británico no es el partido de Nigel Farage, el problema es que desde hace 15 años una mayoría estable de británicos no quieren pertenecer a la Unión Europea y quieren recuperar la soberanía cedida. Y esto lo piensan los votantes conservadores y los votantes laboristas. Y por ello el 27.5% de los sufragios que ha conseguido el UKIP (11 puntos y 16 diputados más que en 2009) se ha nutrido de ambos electorados.


El UKIP lidera el grupo parlamentario europeo por la libertad y la democracia (populista y eurófobo). Pero como hemos apuntado para el caso de la extrema derecha, no todos sus partidos han crecido. En realidad, sus socios franceses, griegos, polacos, búlgaros y belgas han perdido su representación. En total 9 diputados menos. Sólo se han mantenido en Lituania y los Países Bajos, y han crecido -de forma moderada- en Finlandia, donde el partido de los "Auténticos finlandeses" ha conseguido el 13% del voto y 2 diputados. 

En Dinamarca, el Partido del Pueblo Danés ha ganado las elecciones con el 23% y 4 diputados pero ha anunciado que se cambiará de grupo y se integrará en el de los conservadores euroescépticosliderados por los conservadores británicos y polacos. Tampoco la Lega Nord italiana seguirá en este grupo, de modo que sus 5 diputados -3 menos que en 2009- pasarán a engrosar el grupo liderado por Marine Le Pen. Por consiguiente, el grupo de los populistas puede quedarse en sólo 29 diputados de 4 países europeos -muy lejos de los 38 que indican las estadísticas del Parlamento Europeo- si no consigue incorporar nuevos socios.


Uno de ellos podría ser el nuevo partido alemán Alternative für Deustchland -que ha obtenido el 7% de los votos y 7 diputados, la "Nueva derecha" polaca anti-euro, que ha conseguido el 7% de los votos y 5 diputados, los griegos de To Potami (6,61% y 2 diputados), o incluso el Movimento 5 Stelle de Beppe Grillo, que con sus 17 eurodiputados podría ser el segundo partido del grupo parlamentario.


Finalmente, cabe citar a los conservadores euroescépticos, que se podrían quedar con 46 diputados debido al descalabro de los toriesbritánicos (4 puntos y 8 diputados menos), y los euroescépticos checos (7 diputados y 24 puntos menos), sólo parcialmente compensado por el crecimiento del partido polaco "Ley y Justicia", que ha pasado de 12 a 19 escaños, con más del 32% del voto. Pero el grupo podría verse reforzado por los 4 diputados del Partido del Pueblo Danés, que después de su victoria han anunciado que cambian de grupo probablemente para ofrecer una imagen más moderada al electorado danés, y los 7 diputados de "Alternative für Deutschland", que deberán escoger si quieren ir con los conservadores británicos y polacos o con los populistas británicos y finlandeses. Si se confirmaran estas incorporaciones, el partido podría mantener 57 diputados, aunque dejaría de ser el grupo de los conservadores británicos para convertirse en un grupo mucho más plural donde los alemanes intentarían marcar la agenda.


Podemos concluir que el resultado de la extrema derecha, los populistas eurófobos y los conservadores euroescépticos ha sido muy desigual. Es cierto que el conjunto de partidos populistas y de extrema derecha sumaran 85 o 90 diputados, 40 más que actualmente, pero parece difícil que puedan influir en la política del Parlamento Europeo. Donde su influencia será más notoria será en las respectivas arenas políticas nacionales. Los partidos eurófobos y euroescépticos están en situación de condicionar la política europea de Francia, el Reino Unido, Dinamarca, Polonia y Alemania, por este orden. Y ello puede tener efectos decisivos a medio plazo.



¿Qué nos depara el futuro? Un nuevo equilibrio institucional



Las elecciones europeas de 2014 prefiguran un nuevo equilibrio institucional, con un Parlamento más fuerte -aunque más fragmentado- y un Presidente de la Comisión más legitimado y con mayor capacidad de iniciativa para modificar la agenda política europea. Si se crea una gran coalición entre populares y socialistas, estará en manos de los verdes, los liberales, y la izquierda la capacidad de proponer alternativas a las políticas de la Comisión. 

El Consejo Europeo seguirá dirigiendo la Unión desde la cúspide del triángulo institucional formado por el Consejo, la Comisión y el Parlamento, pero es de esperar una mayor dosis de política democrática en la Unión. Mayor debate político entre los partidos políticos europeos, y una mayor capacidad de los partidos políticos nacionales de trasladar los debates europeos a la arena política nacional. Ese es el gran reto de la política europea para los próximos años. Ser capaz de crear un sistema de "policies with politics", de políticas públicas que no se apliquen tecnocráticamente sino que se discutan políticamente, como han hecho los 5 candidatos a la presidencia de la Comisión durante esta campaña electoral.


06/03/2012 - Hollande i la “santa aliança”

Spiegel online, la versió web del setmanari polític d’Hamburg, va publicar fa uns dies una crònica que ha desvetllat múltiples reaccions. Segons la revista, Àngela Merkel hauria suscitat un acord de caps de govern contra el candidat socialista a la presidència francesa, François Hollande. Una mena de “santa aliança” a favor de Sarkozy, de la que formarien part, a més de la cancellera alemanya, Mario Monti, Mariano Rajoy i James Cameron. Els caps de govern d’Alemanya, Itàlia, Espanya i el Regne Unit s’haurien posat d’acord, discretament, per tal de desairar a Hollande durant la campanya per les eleccions presidencials franceses.

Àngela Merkel s’havia pronunciat públicament a favor del president Sarkozy, declarant que estava disponible per a participar en la seva campanya electoral, i que confiava en la seva victòria. Malgrat que les especulacions periodístiques sobre una química personal difícil entre els dos governants, les raons d’aquesta preferència són més que evidents. Un terme del moment polític actual a Europa les resumeix perfectament: és parla, una i altra vegada, de “Merkozy”, el personatge, imaginari (i a la vegada ben real), que marca la pauta d’una UE molt marcada pel directori franco-alemany o, per a ser més precisos, germano-francès. D’altra banda, Hollande ha fet saber en diverses ocasions que, si és elegit, posarà de nou damunt la taula de les discussions el pacte  volgut principalment per la Merkel i subscrit recentment per 25 dels 27 Estats membre de la Unió.

A mi m’ha interessat molt més la repercussió de la notícia difosa pel Spiegel que la notícia en ella mateixa. Al cap i a la fi, no és únicament versemblant sinó també lògic que uns governants del centre-dreta avui dominant a Europa es posin d’acord per tal de dificultar les coses al candidat Hollande, al que les enquestes donen, de moment, per guanyador a França. Tampoc és cap novetat que tots ells, d’una manera o d’una altra, s’hagin precipitat a desmentir-ho, en nom d’un criteri de “no ingerència” en els afers d’un altre país. No hi ha res de nou ni de particularment interessant en aquestes dades.

La novetat és la enorme difusió europea de la notícia, que  mostra fins a quin punt està penetrant, en la vida política i en l’estat de les opinions públiques la percepció que la crisi actual es planteja avui, amb una intensitat creixent, en un àmbit comú d’interdependència que és l’europeu. Tothom es dóna compte, en aquest sentit, que les properes eleccions presidencials franceses no seran pròpiament un afer francès sinó europeu. D’ací la gran repercussió que ha tingut la notícia avançada pel setmanari alemany, més enllà del fet que aquesta sigui exacta.

Josep M. Colomer, autor del llibre Grans imperis, petites nacions,  ha escrit recentment a El País un article molt lúcid (“El final de la democracia estatal“) sobre aquest ràpid procés d’”euroepeanització” de la democràcia en els nostres països, que us recomano. La traducció catalana ha estat publicada a L’Hora.

L’article original de Der Spiegel (en alemany):

http://www.spiegel.de/politik/deutschland/0,1518,819095,00.html


11/05/2011 - El “monstre dolç” i l’esquerra

M’ha sorprès que, en el seu pròleg al llibre “Pour changer de civilisation”, que aplega les contribucions de cinquanta investigadors i ciutadans al projecte del PS francès, Martine Aubry, citi d’entrada no només a Zygmunt Bauman (la referència a la “modernitat líquida” s’ha convertit quasi en un tòpic)… sinó també a Raffaele Simone.

Lingüista de renom, filòsof, home d’esquerra, Simone és autor d’uns llibres interessants sobre el present d’Itàlia i d’Europa (Il Paese del Pressappoco ,Garzanti 2005, o Le Monstre doux. L’Occident vire-t-il à droite?, Gallimard 2010).

La visió de Simone, home d’esquerra, és dura i severa. Diu que a Europa l’esquerra no és portadora d’un gran projecte a l’alçada del nostre temps, i que en canvi hi una nova dreta que està generant un sistema, que qualifica de “monstre dolç”, i que de moment està guanyant la batalla.

Simone s’inspira en Tocqueville, que en el seu llibre La democràcia a Amèrica, descriu una possible “nova forma de dominació” (…) una “ingerència en la vida privada dels ciutadans, desenvolupant un autoritarisme ‘més estès i més dolç’, que ‘degradaria els homes sense turmentar-los’.

Seria un nou poder, deia Tocqueville,  per al qual “els antics mots de despotisme i de tirania no convenen” i que podria transformar els ciutadans en “una multitud innombrable d’homes semblants girant sense repòs per a procurar-se petits plaers (…) de tal manera que cada un d’ells, aïllat, és fés estranger al destí dels altres”, remetent-se a “un poder immens i tutelar que s’encarregaria de proveir els seus gaudis (…) i els voldria fixar irrevocablement en la infància. Un poder que vol que els ciutadans es diverteixin mentre només pensin en això (…) No trencant les voluntats sinó  ablanint-les, apagant-les, atordint-les”.

Simone creu que aquesta profecia s’ha realitzat. Per a ell, la Itàlia berlusconiana n’és l’avantguarda, el prototipus realitzat: “un règim global de govern, i també un sistema mediàtic, televisiu, cultural, cogmitiu, una forma d’ambient infantilitzador persistent que pesa sobre tota la societat.”

És un règim”, diu, “que es recolza en una dreta anònima i difusa associada al gran capital nacional i internacional, més pròxima als medis financers que industrials, potent en els mitjans de comunicació, interessada en l’expansió del consum i de la diversió, que li semblen la veritable missió de la modernitat, decidida a reduir el control de l’Estat i els serveis públics, refusa la lentitud de la presa de decisió democràtica, menysprea la vida intel·lectual i la recerca, desenvolupa una ideologia de la reeixida individual, tracta d’emmordassar l’oposició, és violenta enfront de les minories i és populista en el sentit que passa per alt la democràcia en nom del que ‘vol el poble’.

El “monstre dolç “, diu Simone, imposa tres manaments. “El primer és consumir. És la clau del sistema. El primer deure ciutadà”, diu. “La felicitat rau en el consum, el shopping, el diner fàcil; es prefereix el malbaratament a l’estalvi i a la sobrietat, el manteniment de l’estil de vida al medi ambient”.

El segon manament és “divertir-se”: “L’entreteniment s’imposa, marca el ritme del calendari, fins i tot a casa, on la tele, la consola  de joc i l’ordinador ocupen l’espai central (…) Fins i tot l’actualitat més greu esdevé diversió, espectacle, jocs de video en temps real o fulletons emocionals (…) Els debats polítics es fan a cop de petites frases, d’exhibició de people, i fins hi ha ministres que apareixen nus a les revistes, com Mara Cafagna, ministre de la igualtat d’oportunitats, o Daniela Santanché, sots-secretària de no-se-què…

Sota el règim del “monstre dolç”, la realitat s’esborra darrere l’entreteniment. “Res no és greu, important. Després de la feina, la vida esdevé un carnaval, les grans decisions les prenen la ‘beautiful people’ dels polítics i els grans patrons, tot esdevé pixel·lat, virtual, irreal, vida de ‘stars’”. “La crisi econòmica, l’especulació financera, els plans d’austeritat, els atemptats a les llibertats i les col·lusions entre homes polítics i món dels afers són episodis ràpidament oblidats d’un gran ‘reality show’”.

El tercer manament és el culte al cos jove, a la vitalitat, a la infantilització dels adults. Aquí, diu Simone, “el ‘monstre dolç’ es manifesta de mil maneres, terroritza els que prenen pes, arrugues o anys”. “El rejoveniment ha esdevingut una indústria pesada. Cal fer règims, esmerçar fortunes en cosmètics per aparèixer llis, esvelt, adolescent. Cal invertir en cirurgia estètica, lifting i bótox, com Silvio Berlusconi, el bronzejat perpetu”.

Tot això, comenta Simone, “té conseqüències morals”. “S’expandeix un egoisme arrogant, juvenilista, hipervitaminat, que exhibeix un menyspreu obert per la  fatiga, pel cos sofrent, pels vells, els lletjos, els minusvàlids, tots els que desmenteixen el mite de l’eterna joventut.” “Es rebutja tota postura adulta, reflexiva, intel·lectual, titllades de ‘out’, inútils, tristes. És obligat estar en la ‘ona’, tot ha d’anar de pressa, l’èxit, els diners… En els seus assaigs, Zygmunt Bauman es demana, desemparat : “On és la compassió?” Heus ací el “monstre dolç”, un món  de diversió sense compassió.

L’esquerra, afegeix Simone, no sembla haver comprès, a diferència de la nova dreta, aquesta convulsió “civilitzacional”. Per això perd a Itàlia i a molts països d’Europa.  Creu que, reafirmant els seus valors constitutius, sense edulcorar-los, l’esquerra hauria de proposar no només programes socials i econòmics, sinó també un projecte cultural i social ambiciós per a reparar  els danys  profunds generats pel “monstre dolç”.


04/11/2010 - Itàlia, Itàlia

Seria un error limitar-nos a fer broma sobre Berlusconi. El personatge s’ho mereix:  cada vegada és més una paròdia d’ell mateix, i   les seves peripècies tragicòmiques són sucoses. Però la situació italiana és molt preocupant, perquè en certa mesura pot ser vista com  premonitòria.

Allò que desconcerta i angoixa més no és Berlusconi. Es podia esperar qualsevol cosa del personatge, per bé que el darrer escàndol hagi batut tots els rècords: una menor marroquina de 17 anys convidada a les festes del primer ministre, detinguda pel presumpte robatori de 3.000 euros i immediatament alliberada de la comissaria per una trucada de les “altes instàncies” dient que es tractava d’una “neboda del president egipcià Mubarak ”.

Allò que és més preocupant és que, més enllà del rebombori mediàtic, del morbo d’una nova història escandalosa de sexe, política i irregularitats de tota mena, hi hagi a Itàlia un silenci tan espès, una impotència tan espectacular, en la societat i en la política, davant d’aquesta situació de declivi demencial. Com si es considerés que aquesta realitat impresentable no té solució, que cal acceptar-la amb fatalisme; i que, per tant, entra en el terreny de la “normalitat”. Aquesta manca de reacció i de resposta efectiva, aquesta indefensió italiana, és per posar-se a tremolar, si es pensa que pot ser premonitòria d’una situació futura a les democràcies europees.

Ja fa tretze anys, si no em descompto, que Il Cavaliere és a la primera línia de la política d’Itàlia, gràcies a la seva immensa fortuna, a la seva hegemonia en els mitjans de comunicació, als seus missatges populistes, a la seva ideologia ”antipolítica”, i a les mancances i divisions de les forces democràtiques. La televisió ha estat l’essència mateixa del berlusconisme, la que ha construït al llarg dels anys una mena de consens majoritari, fet de cinisme, al voltant del personatge. La televisió o, millor dit, una democràcia populista i televisiva en la que l’esquema de majories i minories ha deixat de funcionar, el sistema de partits s’ha ensorrat i l’esquerra i el centresquerra s’han fragmentat fins a la irrellevància.

Jo he vist de prop aquest personatge surrealista, en el Parlament europeu, amb els cabells implantats i retenyits, el rostre inflat per la cirurgia estàtica i el bótox, el maquillatge permanent. Sempre que l’he vist i escoltat, m’he demanat com és possible que aquest personatge ridícul hagi estat caucionat per una majoria electoral, i també per una llarga rècula  respectuosa d’empresaris i personatges importants, monsenyors, polítics, intel·lectuals i periodistes que, de manera sincera o hipòcrita, se l’han pres seriosament. El pes del diner ha fet possible aquesta extravagància morbosa i s’hi han afegit la passivitat de molts i també el fals realisme polític. Per exemple, en el camp de l’oposició s’ha dit i s’ha repetit, en els darrers anys, que no s’havia de caure en el “parany de l’anti-berlusconisme”. Com si es tractés d’una forma de negativisme extremista, quan es tractava simplement d’una prova de sensatesa democràtica elemental!

En el camp polític, al punt que s’ha arribat de fragmentació i confrontació entre els demòcrates, la possibilitat d’una reacció que compti amb un suport majoritari no és evident. “El futur de la democràcia italiana”, ha escrit Flores d’Arcais, “és una equació fàcil de descriure i difícil de resoldre”.

A Itàlia s’ha instaurat un règim de democràcia populista i televisiva, en la que una majoria detesta una partitocràcia abusiva i sense partits seriosos, es reconeix en el “partit de la anti-política” (tots són iguals, “tutti ladri”) i, posats a donar suport a algú, vota de moment al més poca-vergonya.

Aquesta manca de reacció italiana davant de l’escàndol berlusconià, ha dit un comentarista, “és el fruit de mil complicitats i de mil silencis”. És possible que Berlusconi tingui els dies o els mesos comptats com a primer ministre. ”. Hi haurà en el país una reacció de responsabilitat i realisme? És possible que Berlusconi tingui els dies o els mesos comptats com a primer ministre. Potser aquest escàndol del “Bunga-bunga” marcarà un límit i una reacció. Tant de bo.

O potser no. Potser prosseguirà encara aquesta marxa cap a la patètica normalització del desvergonyiment i dels  escàndols, cap a l’absurd. A casa nostra faríem malfet de menysvalorar  aquesta situació italiana, com si fos el fruit de coses paròdiques, anecdòtiques, específiques exclusivament d’aquell país.  Hauríem de reaccionar també nosaltres perquè hi ha signes més que evidents de que el risc d’una democràcia populista i televisiva és també present entre nosaltres. El “laboratori Itàlia” ens indica la força d’un fenomen de degeneració democràtica (una tendència general cap a la “democràcia de les baixes passions”) que hauríem de saber calibrar en la seva gravetat i evitar de totes passades.


03/09/2010 - Ens volen dividir

No va ser casual que Franco designés com a primer governador civil de Barcelona Wenceslao González Oliveros, catedràtic de filosofia del dret i fervent admirador de Hitler, que en ocupar el càrrec, l’agost de 1939, va deixar ben clara la missió que tenia encomanada: “Cuarenta años de progresiva desespañolización de Cataluña exigen un esfuerzo inmediato y contínuo de signo contrario. En la reespañolización cultural de Cataluña espero poner lo principal de mi empeño, desde la primera enseñanza a la alta cultura”. S’ha conservat un esborrany de discurs d’aquell governador que és d’una comicitat sinistra: “Os anuncio yo, castellano cien por cien, ribereño del Duero, que a esa amable y admirable Cataluña infalsificada, si se la pone en condiciones de consumar fisiológicamente el proceso de su liberación y rectificación internas, y de acelerar el pequeño ocaso de sus pequeños dioses fracasados, pronto reanudará su antigua y egregia colaboración al Idioma Nacional, en tal medida que podrá decírsele sin reticencia, zozobra ni disgusto, antes bien con el mismo amplio gesto acogedor y fraternal que a Galicia y Asturias: «Germans espanyols de Catalunya: parleu també cátalá, si us plaut [sic]»”.

La referència a la “consumació fisiològica”, que recorda el discurs d’un president del gremi de fabricants de Sabadell que, donant la benvinguda a Franco, va dir que la seva ciutat “tenía para el invicto Caudillo una deuda de gratitud que reclama su satisfacción inmediata”, mereixeria una anàlisi freudiana per a la qual no tinc temps, ni ganes ni competències. Però una reflexió s’imposa: en quines mans estàvem! Aquell governador civil perdonavides, les vides, no les perdonava: ha estat definit com “uno de los máximos ejecutores de la poítica represiva del régimen”. A Barcelona excel·lí: l’historiador Solé i Sabaté ha comptat que en el seu mandat, de juliol de 1939 a desembre de 1940, es produïren el 85 per cent de les execucions de la postguerra, entre les quals la del president Companys. Fou premiat amb la presidència del Tribunal Nacional de Responsabilidades Políticas a Madrid, on continuà la seva tasca.

Si evoco això no és per un afany de reobrir velles ferides. Naturalment, ni se m’acut equiparar els magistrats que van votar la sentència sobre l’Estatut amb aquells monstres del passat. Però sí que crec que és legítima i útil la comparació. Pels franquistes de 1939 els catalans érem uns traïdors de lesa pàtria que calia perseguir i assimilar brutalment. Per aquests magistrats del 2010 els catalans ens hem equivocat i cal corregir-nos. La correcció que pretenen és doble. En primer lloc, volen retallar l’Estatut, esmenant la plana al poble de Catalunya i als seus representants democràtics, modificant restrictivament el pacte que vàrem establir amb l’executiu i el legislatiu espanyol i que ratificàrem en referèndum. Però, en segon lloc, ens volen corregir a nosaltres, perquè ens veuen com una anomalia, un error i una indisciplina. No sols volen rectificar l’Estatut, sinó que volen corregir Catalunya. Quina pretensió inútil i quina pèrdua de temps! I quina font de provocació de conflictes!

Després de quatre anys de normalitat en la vigència i aplicació del nou Estatut, un Tribunal Constitucional dividit i deslegitimat, després d’un procés penós, anòmal i degradat, ha creat, d’una manera artificial i irresponsable, una situació molt greu. Durant aquests quatre anys, el nou Estatut no ha generat cap problema rellevant, ni en els drets ciutadans, ni en el funcionament de les institucions i dels serveis públics, ni en les relacions entre les nostres institucions nacionals i les de l’Estat central. En una situació de crisi econòmica i social, no s’ha produït cap problema ni en la convivència diària de la ciutadania ni en la unitat civil del poble de Catalunya.

Per contra, la sentència del Constitucional ha començat a generar una situació que el nacionalisme espanyol ha perseguit de manera calculada. La dreta espanyola pretén trencar els consensos bàsics de la societat i de la política catalanes. Vol crear una situació de confrontació entre sentiments oposats d’identitat, una divisió de Catalunya. Al País Valencià això li ha donat uns rèdits considerables. A Catalunya no els hauríem de fer el joc.

Encara ahir, sortint de Barcelona, vaig veure algunes banderes als balcons, i han passat bastantes setmanes de la manifestació del 10 de juliol i del final del mundial de Johannesburg. En un edifici de Sant Andreu hi havia una senyera al primer pis, una bandera espanyola al tercer i una estelada a l’àtic. És un senyal minoritari, però no és anecdòtic.

Veiem en acció polítiques de fabricació de confrontacions identitàries i el pitjor que podria succeir avui a Catalunya seria el divorci progressiu entre aquestes polítiques, cada vegada més excitades i gesticulants, i una societat cada vegada més escèptica i abstencionista.

Ara que entrem en un període electoral és exigible que, per damunt de les diferències democràtiques, reforcem la consciència dels ciutadans i ciutadanes de Catalunya, siguin quins siguin els seus sentiments d’identitat, de pertànyer a una nació que és de tothom i que només podrà ser si és de tothom. Aquesta consciència comuna de tots els ciutadans i ciutadanes de Catalunya és la condició imprescindible de la nostra llibertat i d’un projecte de futur compartit i millor.

Avui


19/07/2010 - La millor defensa?

Fa anys vaig passar alguna temporada a la presó (vistos els temps que corren, em veig en la necessitat de precisar que fou per culpa de Franco).

A la presó vaig fer un descobriment sensacional. Conversant amb els que aleshores eren denominats presos comuns, per distingir-los dels presos polítics, una distinció que avui ha desaparegut, vaig constatar per sorpresa meva que cap dels reclusos era culpable. No sols tots ells eren innocents; és que tots eren víctimes d’injustícies, confusions o campanyes dels seus enemics. No sols la culpa no era seva; és que era dels altres.

A l’un l’havien condemnat per error, acusat d’un delicte que jurava que no havia comès; l’altre era objecte de l’odi obsessiu d’uns policies que l’havien perseguit durant anys i fet condemnar injustament quatre vegades; un tercer en realitat no havia robat mai en benefici propi sinó que havia requisat diners al servei de la causa del poble. I així successivament. Només un pobre noi que m’afaitava a la barberia em confessà que havia estavellat una ampolla al cap del seu pare perquè tornava a casa borratxo, cada nit, i apallissava la mare. El vaig abraçar. Era l’innocent veritable; potser l’únic innocent de la presó.

M’han tornat aquests records llegint la premsa dels últims dies. “Calúmnies”, “caça de l’home”, “manipulació política”, “processos estalinistes”, s’exclamen a França en l’entorn del president Sarkozy, en plena galerna per l’afer Ingrid Bettencourt. L’excomptable d’aquesta senyora, que és la propietària de L’Oréal i la primera fortuna del seu país, ha declarat, entre altres coses, que l’any 2007 va lliurar il·legalment 150.000 euros, dels quals 100.000 eren suïssos (no sé si veuen el matís), per a la campanya presidencial de Sarkozy. La xocolata del lloro, una quantitat sense importància, diuen els uns; la punta de l’iceberg, acusen altres. Jo no ho sé. Però és un fet concret i contrastable, cosa que s’agraeix, perquè en temes tan foscos i opacs és quasi un miracle.

Ara: si quasi tots els convictes i condemnats que hi ha a les presons diuen no sols que són innocents sinó que que són víctimes injustament perseguides, no ha de sorprendre que els incriminats o imputats no es limitin a exigir la presumpció d’innocència, cosa que els devem, sinó que carreguin totes les culpes als altres. Deuen pensar que la millor defensa és un bon atac, i que el pitjor que podrien fer seria començar a donar explicacions, perquè significaria admetre una responsabilitat que no es vol assumir de cap de les maneres. “És insuportable”, ha dit, davant les acusacions, el ministre Eric Woerth, tresorer del partit de Sarkozy i de la seva campanya presidencial. “Em vénen ganes d’escanyar algú”, ha dit un altre ministre de Sarkozy.

En tots i cada un dels escàndols de corrupció que apareixen, els incriminats es declaren sistemàticament víctimes d’injustícies, confusions i campanyes interessades dels seus enemics. És la millor defensa? En tot cas la practiquen gairebé sense excepció. Ho llegim dia rere dia als diaris: “Això és un insult a la intel·ligència”, “Em sento ultratjat, difamat i vexat”, “Allò que és legal és moralment correcte”, “Això és un frau de llei”, “Tot és un muntatge”, “És una maniobra política”, i així successivament.

De moment, només hi ha hagut una excepció a la norma: la dels dos  inculpats del Palau que han optat per la confessió i el silenci. Seguint els consells dels advocats, no han fet cap declaració. Estan en el seu dret constitucional; però és evident, em sembla, que si haguessin cregut que els convenia més parlar, haurien optat per protestar, per fer-se els màrtirs i per dir que la culpa és dels altres. Els saquejadors del Palau van optar per confessar al jutge com a mal menor.  I ara, per la mateixa raó, han preferit callar davant de la comissió parlamentària i fumar-se una cigarreta.

Però si haguessin optat per parlar, algú dubta que hauríen exclamat, amb tota la indignació de la qual fossin capaços, que els culpables no eren  ells sinó uns altres? Que eren víctimes d’una maniobra política, d’una persecució indigna, d’una gran injustícia?

La millor defensa és un atac? Quan se n’usa i se n’abusa tant, jo diria que no.


08/07/2010 - La bona política és la que uneix

“Pel que fa als records nacionals, els dols són millors que les victòries; perquè imposen deures, impulsen a l’esforç comú”: aquestes paraules d’Ernest Renan m’han servit en alguna ocasió per a respondre a amics no catalans que em demanàven per què al nostre país hem fet de l’Onze de setembre  la nostra diada nacional.

“Esforç comú”, encara avui. El president de la Generalitat, José Montilla, s’ha compromès a liderar la resposta catalana davant la sentència del Tribunal Constitucional: “El compliment íntegre de l’Estatut xocarà amb resistències i incomprensions. Però res no impedirà que convertim en fets la nostra voluntat d’autogovern“. Interpretant un desig majoritari de la societat catalana, Montilla ha demanat també que els polítics catalans es dediquin a resoldre problemes, i no a generar-ne.

En política hi ha sempre dos tipus d’enfocaments bàsics. Els que cerquen estratègies d’unió i els que tendeixen a dividir, a confrontar. El president Montilla s’ha guanyat un crèdit perquè practica amb discreció, però amb tenacitat i fermesa, el primer d’aquests enfocaments. Seria espantós que en féssin la víctima de confrontacions i afanys electorals. La bona política és la que uneix.

La unitat, que  no sempre és necessària, en alguns moments és inexcusable. Ara és un d’aquests moments. Davant de la sentència provocadora del Tribunal Constitucional, el risc immediat no és a Madrid; és a Catalunya: un risc de divisió, fragmentació i descomposició. La dreta espanyola espera que a Catalunya la sentència produeixi un efecte de confrontació  exasperada entre els partits i de dispersió creixent de la ciutadania. Ho vol per motius alhora tàctics i fonamentals. Tàcticament, l’electorat català és el bastió que ara per ara impedeix un govern del PP. Des d’un punt de vista més fonamental, el nacionalisme de la dreta espanyola vol frustrar tota perspectiva d’afirmació catalana i de reforma plurinacional de l’Estat. Per un motiu i per l’altre, la dreta espanyola pretén trencar els consensos bàsics de la societat i de la política catalanes. Ningú des de Catalunya els hi hauria de fer el joc.

Els partits i les organitzacions socials han de garantir la unitat de tots per a recuperar totalment el contingut de l’Estatut que el poble de Catalunya va votar en referèndum. Necessitem la unitat  al voltant del President de la Generalitat i de les nostres institucions i representants democràtics. Qui vulnerés aquesta exigència  assumiria una gravíssima  responsabilitat, perquè la unitat és la condició imprescindible per defensar amb eficàcia allò que ens volen negar. Aquesta no és sols una exigència pels propers dies. Ho és també pel que fa a una estratègia nacional pels propers temps. Ho deia Nicolau d’Olwer: “Catalunya dividida no pot guanyar”.

Raimon Obiols

Publicat a


18/06/2010 -

Un article d’Aglietta, una mica llarg, però interessantíssim:

S’està produïnt una convulsió única del capitalisme financer,  drogat pel deute, que va començar l’agost de 2007 i va tenir el seu primer paroxisme a la tardor de 2008. Hem entrat en el segon acte d’aquesta crisi. En el seu llibre sobre les crisis financeres en la història, Carmen Reinhardt i Kenneth Rogoff mostren que les crisis bancàries internacionals acaben gairebé sempre en una crisi dels deutes sobirans.

Les crisis sorgeixen en les anelles febles de l’economia mundial. Va ser l’Amèrica Llatina en la dècada de 1980, és la zona euro en l’actualitat. Perquè aquesta crisi s’interrlaciona amb una deficiència congènita de la zona euro des de la seva creació. No ens  hauria de sorprendre ja que és una unió monetària incompleta, i per tant fràgil.

És un dels fets més establerts de la macroeconomia internacional que una unió monetària no pot funcionar sense un mecanisme de coordinació fiscal. Alemanya va imposar passar per damunt i reemplaçar la necessària solidaritat per una norma uniforme de restricció pressupostària, el famós pacte d’estabilitat, que és arbitrari i insensible al context econòmic. Que aquesta regla s’hagi trencat davant el rescat dels bancs i que hagi traslladat la crisi als Estats és el menys que es podia esperar.

La zona euro pretén governar-se per regles més enllà de la gestió de la moneda, sent l’Eurogrup només un fantasma de coordinació intergovernamental. Ja hem vist amb Grècia que la regla pressupostària no ha impedit que es fes trampa. És aquí on s’ha desencadent la crisi. El 20 d’octubre de 2009, el nou ministre grec de Finances va anunciar que el dèficit no seria del 5% del producte interior brut (PIB) sinó del 12,5% (revisat més tard al 13,6%).

Des d’aquella data fins a principis de maig, els dirigents polítics de la zona euro, especialment els dirigents alemanys, han ofert un espectacle desconcertant amb  anuncis i contra-anuncis, amb encanteris i declaracions contradictòries, mostrant al món, i especialment a la comunitat financera internacional, fins a quin punt Europa no està governada. Com no sorprendre’s del fet que aquest espectacle hagi donat una oportunitat per als bancs d’inversió i els hedge funds anglosaxons per especular en un escenari de fallida grec i de disgregació de la zona euro?

Com no sorprendre’s que aquesta especulació repetida en diverses ocasions des de gener hagi acabat per enfonsar la confiança del conjunt dels inversors? A través de Grècia, és a la incoherència de la zona euro que s’adrecen els trets. És per això que l’euro ha estat atacat. La ironia és que aquesta relliscada es fins ara una excel·lent  notícia.

S’ha fet un error cardinal, que el pla de finançament de 110.000 d’euros per tres anys per Grècia no ha pogut dissipar. S’ha repetit el mateix error de 1982 pel club de creditors sobirans de Mèxic. Es nega que hi ha un problema de solvència, i es fingeix creure que hi ha un problema transitori de liquiditat. Aquest error va comportar la dècada perduda pel conjunt de l’Amèrica Llatina.

Els països han estat esgotats pels plans d’autoritat estèrils imposats pel Fons Monetari Internacional (FMI) per a preservar els bancs creditors. No va ser sinó al final de la dècada amb la iniciativa Brady, que els deutes es van reestructurar, que els bancs es van poder desfer dels seus deutes amb descomptes i que les economies van poder retrobar el camí del creixement.

Imposar a Grècia una austeritat aclaparadora pretenent que se’n sortirà tota sola en un context de recessió interna, d’espiral deflacionària i de previsió de creixement europeu, en el millor cas, molt feble, estableix una bomba d’efectes retardats que pot tenir un cost molt car per a Europa.

La manca de coratge polític, sobretot el confinament d’Alemanya en el seu egoisme esplèndid, ha portat a afirmar durant mesos: “No hi ha fracàs, no hi ha rescat, no hi ha sortida de la Unió Econòmica i Monetària“. Però la resposta política més prudent i justa, i també la més raonable en un context de crisi global, hagués estat reconèixer la necessitat d’una reestructuració del deute grec i organitzar un pla des del darrer trimestre de 2009. Un pla de reestructuració hagués reduit el cost d’un problema si s’hagués produit.

Un estudi realitzat pel Banc d’Anglaterra ha demostrat que un país que no arriba a cap acord amb els seus creditors pateix pèrdues de producció tres vegades més gran que els països on el deute s’ha reestructurat.

Una gran conferència amb la participació dels creditors privats hagués servit per definir els principis de la reestructuració. Aquest pla hauria estat més barat en el seu moment. Com a part de la reestructuració del deute, els bancs haurien pogut vendre amb descompte els crèdits sobre Grècia, que serien transformats en valors garantits per un fons europeu i adquirits per tots els inversors del món.

Al no considerar-se aquesta oportunitat, la zona euro s’enfronta al repte més difícil de provar la seva credibilitat. El contagi ha afectat els títols del deute públic dels països més fràgils (Portugal, Espanya) o dels ja més endeutats (Itàlia) de la zona euro amb la complicitat activa de les agències de qualificació, les quals no estan disposades a repetir la seva desastrosa actuació com en la crisi de les subprime.

En el clima de fuga dels inversors vers la qualitat, és a dir, cap els Bunds alemanys i els bons del Tresor dels Estats Units, la negació dels ministres de finances dels països afectats pels atacs especulatius ha estat patètic.

Ha sigut necessari que els governs de la zona euro actuïn obligats per la por al contagi en tots els mercats de capital del món i que els líders dels EUA i el FMI els hi recordessin les seves responsabilitats per a que reaccionin amb l’escala necessària per fer front a la crisi sistèmica.

El desplegament de recursos d’emergència (60.000 milions d’euros) i de garanties governamentals associades (440.000 milions d’euros) ha estat molt important per permetre que un nou organisme financer recapti fons en el mercat per comprar el deute públic dels països fràgils. Es complementa amb un suport operacional immediat del FMI de 250.000 milions d’euros i per la inversió del Banc Central Europeu que a partir d’ara acceptarà comprar títols públics en el mercat secundari.

Aquesta és una excel·lent iniciativa que no posa en qüestió la seva independència, que acompanya les polítiques de consolidació fiscal mitjançant la reducció de la taxa dels bons i no té impacte sobre la inflació en un entorn dominat per les forces de la deflació, sobretot perquè aquestes intervencions es poden esterilitzar si és necessari.

Però hem d’anar més enllà i posar la immediatesa de les turbulències financeres i la resposta de les autoritats monetàries en la llarga crisi d’Europa. Per ara, aquesta resposta només fa referència a la preservació de la liquiditat del mercat, garantint que els terminis per als pagaments dels Estats deutors seran respectats.

No es tracta de preservar els bancs que han posat les finances públiques en la desastrosa situació que deplorem! Gestionar al llarg del temps la solvència dels deutes públics i privats i retrobar els camins de creixement són els desafiaments que plantegen problemes a les institucions i a les finalitats polítiques, encara més considerables.

Els països de la zona euro s’enfronten a una contradicció insoluble si no canvien el seu enfocament vers la política econòmica. En la seva recerca històrica, Carmen Reinhardt i Kenneth Rogoff van trobar que hi ha un llindar crític al voltant d’un deute públic que arriba al 90% del PIB. Més enllà d’aquest llindar, la tendència de creixement posterior és la meitat del que era abans de la crisi i que ha fet augmentar el deute. Una majoria dels països de la zona euro han assolit o superat aquest llindar a finals de 2011.

No obstant això, alguns països de l’espai d’influència germànica, els Països Baixos, Àustria i, en primer lloc, Alemanya se situaran per sota d’aquest llindar. La consideració de l’interès col·lectiu de la zona euro, sent la millor condició per a satisfer els seu propi interès, voldria que el grup de països on el deute no és troba en un estat crític perseguissin polítiques de suport a la demanda.

De fet, es tracta d’ajudar al grup de països condemnats a la consolidació fiscal per aconseguir un creixement suficient d’almenys un 2% per esperar revertir el deteriorament de les seves finances i per evitar que aquests països no arrosseguin a la baixa a tota la zona euro.

En qualsevol cas, la zona euro no pot sobreviure sense un mecanisme de transferències fiscals entre els països. En aquest sentit, la creació d’un Fons europeu per multilateralizar la solidaritat seria una innovació útil.

Pel que entenem de les intencions dels governs, això no és el que succeirà. La trampa suïcida és voler reduir el dèficit públic per sota del 3% del PIB i el deute públic fins al nivell mític del 60% del PIB en tan sols tres o cinc anys. L’exemple dels Estats Units després de la Segona Guerra Mundial mostra que es pot reduir els nivells de deute molt elevats.

Però es requereix de deu a quinze anys, el suport del Banc Central i un creixement constant. Al contrari, allò que significa la revisió del Pacte d’Estabilitat és la reducció generalitzada de la despesa pública que condueixi a una delfació competitiva.

Aquesta és l’extensió a tota la zona euro de les polítiques que Alemanya va aplicar després de les reformes Schröder durant els primers anys de la dècada del 2000.

Aquesta política li ha permès mantenir la seva economia per l’excedent extern obtingut gràcies al suport dels socis europeus (el 75% del superàvit el 2008 es va produir a Europa, segons el Bundesbank), gaudint d’una orgia de deute privat en els països que han encoratjat l’especulació immobiliària per tots els mitjans. Però precisament aquest endeutament privat és enorme.

A finals de 2007, el deute privat va arribar al 335% del PIB al Regne Unit i al 317% a Espanya, contra el 200% a Alemanya i el 196% a França. Els esforços per reduir-la van conduir a la sobrecapacitat de la producció i a una devallada de les inversions empresarials, a l’augment de la desocupació, a l’estancament o caiguda dels salaris i a l’augment dels estalvis familiars.

Per això es dedueix que el sector privat és incapaç de compensar l’austeritat fiscal en els països on aquesta ha de ser dràstica, com a Portugal, Espanya, Irlanda o Itàlia. També la zona euro està amenaçada de caure en la mateixa trampa que el patró or els anys 1932-1936 després de la devaluació de la lliura esterlina el setembre de 1931: el cercle viciós de la deflació, la recessió i l’augment del valor real dels deutes. Aquest fenomen és més preocupant que el canvi de la tendència de creixement dels tres grans països de la zona euro que han patit una desacceleració després de més de quaranta anys, Itàlia ha arribat fins i tot a un estancament.

Si cap component de la demanda interna manté el creixement, la política de consolidació fiscal està condemnada al fracàs a menys que la demanda externa sigui capaç de prendre-li el relleu. De fet, els exemples dels països escandinaus després de la crisi financera de 1991, i el Regne Unit després de la sortida de la lliura esterlina del Sistema Monetari Europeu (SME) el setembre de 1992, mostren que la recuperació d’aquestes economies i la consegüent reducció del deute públic són conseqüències de la devaluació profunda de les monedes d’aquests països.

Per tant, cal una considerable depreciació de l’euro, és a dir, aproximadament 1,20$ per 1€, mantenint el canvi en un àmbit competitiu (1,2-1,3), a més d’una apreciació de les monedes asiàtiques contra el dòlar, per crear un xoc positiu de demanda vigorosa i perllongada per posar en marxa a continuació un creixement autosostenible.

No obstant això, aquestes són només les condicions inicials de la recuperació d’un creixement. Contràriament a la hipòtesi vigent en les institucions europees, el que va comportar el fracàs total de la famosa estratègia de Lisboa anunciada el 2000, l’eficàcia de les polítiques estructurals a llarg termini no és independent de la dinàmica de la gestió macroeconòmica.

A més, ambdós tipus de polítiques no es poden deixar per separat a la discreció de cada govern en una unió monetària.

Si volem evitar que la divergència dels països condueixi a la desintegració, es requereix una profunda reestructuració dels pressupostos per a que siguin compatibles entre el conjunt d’Estats membres.

El projecte mobilitzador no pot ser un altre que una cooperació estreta en la posada en comú dels recursos humans i tecnològics per posar-se al capdavant d’una onada d’innovacions que comportaran un estalvi d’energia, l’impuls de les energies renovables, la protecció del medi ambient i la reducció dels costos de la salut. També cal fer beneficiaris al màxim nombre de països emergents que es convertiran en la punta de llança del creixement mundial.

Tot plegat implica allunyar-se de la comptabilitat pressupostària i reestructurar, a la vegada, els ingressos i les despeses. No cal posar l’accent en la necessitat d’ampliar la base tributària i eliminar totes les exempcions amb l’únic objectiu de ser clientelista. També cal crear incentius per a la reorientació de la inversió. L’eina principal és la creació d’un impost sobre el carboni creixent a tot Europa, els ingressos del qual han de dedicar-se en part a la inversió en recerca i desenvolupament i a reduir els costos laborals.

Aquest impost ha de ser complementat per subsidis i regulacions per afavorir la renovació urbana. La modificació del pressupost europeu i l’augment dels seus recursos cap a la promoció del creixement verd suposaria un gran impuls.

Finalment, l’experiència escandinava ho mostra clarament, la inversió pública en educació i recerca ha d’esdevenir una prioritat absoluta. Són capaços els governs europeus d’aquest aggiornamento? Malauradament no hi ha res que ho faci preveure.

Font:

http://www.lemonde.fr/opinions/article/2010/05/17/la-longue-crise-de-l-europe-par-michel-aglietta_1352823_3232_1.html


08/01/2010 - Robert Taylor: Su?a i el futur de l’esquerra europea

Swedish_Social_Democratic_PartyM’ha agradat aquest article, publicat al Social Europe Journal,  el 17/11/2009:

Els socialdem????tes suecs han estat el partit d?esquerra que m?ha reeixit en l?à segle, no nom?per la durada dels seus anys al govern, sin????mb?er la seva ideologia i els seus programes. En la seva confer?ia d?aquesta tardor a Estocolm la direcci????l partit va acordar unes noves «directrius pol?ques» per al futur de cara a la preparaci???? les eleccions generals del proper setembre de 2010. Els socialdem????tes i els seus aliats de l?esquerra – els Verds i el Partit d?Esquerra – no estan segurs de la vict????. La seva derrota electoral el 2006 va ser un xoc, en un moment en que l?economia sueca estava en auge, amb superàts en el comer?xterior i en els pressupostos i un atur relativament baix. Ara Su?a, amb un govern de centre-dreta, estàatint un atur elevat i un enorme d?cit, per???? les enquestes els socialdem????tes en l?anomenat bloc d?esquerra nom?estan empatant amb la coalici????vernant.

All????e passi amb el partit suec a les urnes, la propera tardor, donaràndicacions per tal d?afrontar els problemes m?amplis de l?esquerra europea. Aquesta ?la ra????r la que la seva recent confer?ia ?d?una importàia crucial. Els socialdem????tes van fer de l?ocupaci????l tema de les seves deliberacions. La plena ocupaci???? ser el lema de la Confer?ia. Aix????tava en consonàia amb els punts forts tradicionals del partit que han tingut tant d??t des de la d?da de 1930. Com la seva l?r Mona Sahlin va explicar en el seu discurs: ?No importa com ho expressem, nosaltres els socialdem????tes hem tingut sempre les nostres arrels en aix????n primer lloc el treball i la plena ocupaci????l treball ha constituit el nostre punt de partida, els nostres mitjans i la nostra meta ?. Sahlin va continuar: dient:

?Hem triat construir el pa?sobre la base de treball. Els fills i filles del treball: aquest ?el nostre moviment. Hem volgut treballar – per un salari, per a gunyar-nos la vida,  per a la comunitat i pel nostre propi desenvolupament, per a participar en la construcci???? la comunitat, per als nostres fills i el seu futur. Hem cregut en el treball com a suport de l?economia del pa? del benestar com a base per al sentit de solidaritat que volem que caracteritzi  Su?a?.

? important destacar que Sahlin i els seus companys han vinculat l?objectiu prioritari de la plena ocupaci????tots els altres temes programàcs de l?agenda pol?ca de Su?a. El treball proporciona la for?motriu que aporta una unitat i una coher?ia a la resta del nou programa del partit. No ?un afegit, o un element m?en una llista de compres de demandes desconnectades. En insistir sobre aquest tema vertebrador de la primacia del treball, els socialdem????tes poden recolzar-se en les forces que els han donat tanta credibilitat en la major part del darrer segle. El model suec que van construir des de la d?da de 1930 tenia els seus fonaments en un Estat democràc il.lustrat i pragmàc que tractava de reduir l?atur a m?ms, a trav?de gesti???? la demanda, i tamb? trav?d?una àlia pol?ca activa del mercat laboral, de la formaci????a relocalitzaci????l treball i un gener?????m de prestacions socials basat en un sistema impositiu elevat i progressiu.

Per????s noves ?orientacions pol?ques? del partit no perden de vista els seus valors fonamentals. Aquests segueixen sent tan importants en el m?????avui com en qualsevol altre moment de la seva hist????. Su?a ?una economia de mercat oberta amb una perspectiva internacionalista. Ha acollit de bon grat la globalitzaci????ls socialdem????tes creuen en el lliure comer? en les pol?ques fiscals ?responsables?. Per???? han perdut de vista la necessitat de basar els objectius de la seva pol?ca en uns principis ?cs profundament arrelats, en uns moments en els que tants partits d?esquerra a Europa s?han rendit al capitalisme neoliberal, o s?han girat vers els ?spins? i les empreses privades per a la seva salvaci????l?ca. Els socialdem????tes suecs no s????uristes. Sempre han conformat els seus programes tractant d?adequar-se a les tend?ies m?amples de la societat i de l?economia en general , per????actant tamb??adequar-les en el seu profit electoral. En el passat, el partit fixà?agenda pol?ca de Su?a. La socialdemocràa marcava el cam?La confian?en si mateix del partit, el pragmatisme idealista i la compet?ia administrativa van donar com a resultat un ?t notable. Per????a es tracta d?una veritable lluita per mantenir la iniciativa en una societat que s?ha tornat m?desigual, m?fragmentada i individualista. Per????m assenyala la declaraci????l?ca de la Confer?ia del partit d?aquesta tardor: ?el clàics valors socialdem????tes de llibertat, igualtat i solidaritat s????l punt de partida del partit en el seu prop???? de renaixement?. Els paràafs inicials mostren que el partit no ha perdut res de la seva capacitat per posar el seu programa concret de govern en un marc ideol???? m?ampli:

?Els socialdem????tes portem amb nosaltres un somni de llibertat. Volem que tothom tingui la llibertat de modelar el curs de la seva pr???? vida i de perseguir els seus somnis. Tothom ha de poder seguir els seus anhels m?profunds respectant les opcions preses pels altres. Una pol?ca de redistribuci????uitativa, de benestar per a tots i de menors divisions socials pot facilitar la seguretat que permet que la llibertat individual pugui cr?er. ? per aix????e el nostre somni socialdem????ta de llibertat ?tamb?n somni d?igualtat. ?

?La llibertat i la igualtat que s?impliquen màent, i aquest vincle es fa cada cop m?evident en la nostra comunitat global.?

El nucli de l?enfocament de la socialdemocràa sueca davant el m????odern es manifesta en un paràaf especialment important del document de la Confer?ia. Parla per ell mateix:

?Quan succeeix l?inesperat en la vida – un nen que es veu en dificultats en l?aprenentatge, vost?ue es troba cremat per l?estr? una dificultat en l?empresa o un familiar d?edat avan?a que ja no es pot valdre per ell mateix – ?llavors quan es veu  la importàia que t??estat del benestar. Quan ens ajudem els uns als altres a compartir els nostres riscos, aleshores augmenta la nostra seguretat individual. La seguretat t?n valor enorme en termes de llibertat. Si el l?estat del benestar mant?na alta qualitat, s?executaràobre la base de les necessitats i sempre en condicions d?igualtat per a tots independentment del seu origen, llavors reparteix els riscs, les oportunitats i la seguretat al llarg de tota la durada de la vida, aix?om entre es  generacions. El fet que el model suec es basi en aquest fet no ?un accident. Aquest ?el model que millor se les arregla per a proporcionar una major llibertat per a l?individu a trav?d?una alta mobilitat social i d?àlies oportunitats per assolir les metes de la vida a trav?de la seva pr???? elecci????sense precondicions pr?es. Per aquesta ra????osaltres, els socialdem????tes sempre el defensarem.?

L?esquerra europea – si tracta de renovar-se a si mateixa – hauria de mirar la socialdemocràa  sueca de nou com un element d?esperan?i inspiraci????o ?exagerat suggerir que les eleccions generals sueques de la propera tardor seran d?importàia crucial per a tots els que volem veure el retorn d?un projecte progressista, pragmàc i il.lustrat a Europa, basat en els principis de llibertat, igualtat i fraternitat.



29/09/2009 - Rutelli i el Partito Democratico

rutelliS’en va o no s’en va? Dins o fora del Partito Democratico? El futur pol?c de Francesco Rutelli ?incert. Alguns aposten per una ruptura entre el fundador de la Margherita i el PD, per tal de formar un “nou centre” ara que la majoria berlusconiana passa dificultats. Una pista pot venir del llibre que ha escrit aquest estiu Rutelli i que ?presentat aquesta setmana a Roma. Amb el t?l “La svolta. Lettera a un partito mai nato (Carta a un partit que mai va n?er)”, editat per Marsilio, Rutelli fa una den? de ?what went wrong?, qu?a anat malament en la constituci??l PD.

Alguns fragments:

  • “La meva predicci?? que l’acord amb els socialistes a Europa no crea res interessant en el pla estrat?c. Portar?et o vuit eurodiputats que no tenen una hist?? d’esquerra a ser poc a poc absorbits pel Grup Socialista (rebatejat ASDE), sense que aquest evolucioni de manera substancial. El PD itali?’imaginar?ue forma part d’una refundaci??e la vella fam?a socialista: impossible ….”
  • “… La meva opini??rsonal ?que It?a, en el segle XXI, no abandonar?aracter?iques importants del seu catolicisme popular; penso que el temps portar?a naci??aliana a definir el patrimoni col.lectiu de la la?tat m?en el sentit de la religious freedom americana que de la la?tat francesa, o de la concepci??otestant del nord d’Europa, o que la falla dividis?? que a Espanya ?encara molt activa (des del temps de la Guerra Civil i el de Fanco, fins el conflicte entre Zapatero i l’Esgl?a Cat??a). Una naci??vil com la nostra, que ha afrontat amb intel·lig?ia la soluci?? problemes com el divorci i l’avortament, pot tranquil·lament resoldre q?ns tan delicades com l’evoluci??rmativa en la pr?ica de la inseminaci??tificial, les opcions de “final de la vida”, o les implicacions de la cohabitaci??tre persones no casades, fins i tot del mateix sexe. Ideologitzar decisions com aquestes no ?intel.ligent (…) Amb certes pressions militants, les classes no dirigents acaben fora de joc…. “
  • «? Vaig comen? joven?im a interessar-me per la pol?ca. Vivia a la casa construida pel meu pare Marcello, a via dell?Urbanistica, a l?Eur. Des de la meva habitaci??ia els despatxos de la casa del costat. La direcci?? la Democr?a cristiana. I m’impressionava una cosa: moltes senyores i senyoretes ben educades que conversaven, s’arreglaven les ungles, llegien el diari. “Per??ina feina fan, pap?exactament?”.
  • «? La joventut no ?indispensable per a ser ‘homines novi’. A It?a en tenim molts casos. El que he viscut m??el cas de , que comen?als setanta dos anys la seva experi?ia pol?ca. A penes m?jove que Berlusconi avui.”
  • «? Dels meus apunts de les converses amb : ?La popularitat ?com les previsions del temps, que s???des el mat? ja no serveixen a la tarda. No conec ning? col.leccioni les previsions del temps…”. «Les enquestes. S??om els perfums: s’han d’olorar per?? s’han de beure».

18/02/2009 - Sobre les citacions textuals i l’us de les cometes

Seguint a la premsa italiana les not?es sobre la sonada dimissi???? Walter Veltroni com a l?der del Partito Democratico, m’he adonat d’una cosa que m’inquieta profundament: ja no em crec les citacions literals que apareixen entre cometes, almenys en els diaris italians. I vista alguna darrera exper?cia personal meva, a prop???? de coses que posen en la meva boca (?a dir, usant les cometes) i que jo no he dit mai, tamb?m llegeixo la premsa de casa amb una certa prevenci????Per posar nom?un exemple d’aquesta vicenda italiana d’ahir: al Corriere della Sera (diari que tenia una s????a reputaci????’avui, llegeixo el segà”Acabada la reuni????m> ( de la direcci????l PD) Veltroni passa pel costat d’un grupet i (dirigint-se a Bersani, que ?un rival seu) li xiuxiueja (“gli sibila”) “tot aix???? estat per culpa teva “. Amb aquesta frase s’ha fet un titular, no sols a la premsa escrita sin????la tele i a la rào…

Ara: com dimonis pot saber un periodista que Veltroni va xiuxiuejar aquesta frase, que mereix una citaci????xtual, entre cometes ? Jo estic meravellat. El m?probable ?que algàu?a algàre, i aquest a un tercer, i el tercer al periodista, que Veltroni havia dit alguna cosa en veu baixa a Bersani, i que semblava enfadat. Per????s clar, amb aix???? es fabrica un titular.

Naturalment, tot aix???? ?nou. Per???? situava als marges m?o menys sensacionalistes. Una vegada, fa anys, vaig comprar en un aeroport un llibre que pretenia ser una biografia de NicolàRedondo, aleshores secretari general de la UGT espanyola. A la tercera o quarta plana hi apareixia jo, pujant en un ascensor i pensant, mentre pitjava el bot????na s?e de coses que eren reprodu?s textualment, entre cometes. Com podia ser? Era transmissi???? pensament? En realitat era una pura invenci???? l’autor, el nom del qual he oblidat, a qui jo no coneixia i amb el que no havia parlat mai.

Era aquest un fenomen minoritari, marginal, per????a el comenco a veure en el mainstream de la premsa de la Itàa berlusconiana. ? terrible. Si no ens podem creure les citacions textuals, en qu?reurem?

P.S. – Alguns hem demanen qu?enso de la dimissi???? Veltroni. No tinc gaire cosa a afegir al que vaig escriure, arran de la constituci????l Partito Democratico, i a l’article Llicons d’Itàa.


22/05/2007 - Congr?de la CES: “Nous goril·les a l’habitació

Ahir comen? a Sevilla, el congr?de la Confederaci??ropea de Sindicats (CES). En la seva intervenci??augural, el secretari general, John Monks, va fer una crida als sindicats europeus a “passar a l’ofensiva” per refor? la dimensi??cial de la Uni??ropea. Monks va declarar que avui els sindicats han de “nedar a contracorrent” per reivindicar els drets humans i sindicals de base i va insistir sobre el paper dels sindicats per asegurar un progr?econ?? i un desenvolupament sostenible: “Tots els ?exs posen de manifest que les economies m?pr??res a Europa i al m??on les dels pa?s n??cs on els sindicats son m?potents en termes d’afiliaci?? les negociacions col·lectives m?potents i eficaces“. Segons el secretari general de la CES, la Uni??ropea perdr?uport popular si nom?persegueix l’objectiu de la creixen? en detriment de la millora de les condicions de vida delsa ciutadans.

En un article a El Peri??o (“L´ofensiva sindical europea“), el secretari general de la UGT de Catalunya, J. M. Alvarez es fa ress??l Congr?i diu que “El sindicalisme europeu ha deixat de ser alguna cosa m?que la juxtaposici??teressada d´organitzacions sindicals amb credos locals i interessos particulars, per entrar en l´escena internacional amb perfil propi (…) La Confederaci??ropea de Sindicats (CES), ha passat a l´ofensiva. I ho fa en el moment m?oport?an>“. Alvarez escriu que “el Congr?de la CES que s’est?elebrant a Sevilla ha fet de la Carta de Drets Fonamentals del text del Tractat Constitucional de la Uni??a q? de principis. Enfront de les amenaces velades sobre els drets socials de la futura Constituci??ropea dels que volen utilitzar-los com a moneda de canvi per sortir de l’atzucac, el sindicalisme europeu ha dit que no ?negociable i que no ho ser?No se cedir? interessos ideol??s o conjunturals que, en lloc d’acostar-nos al model de l’Europa del benestar, ens n’allunyen cada dia m? Perqu?i el projecte pol?c europeu est?n entredit ? precisament, perqu?l model social no est?onsolidat”. Com ?l??, el futur del Tractat constitucional europeu preocupa molt els sindicats. Monks tem que “una vegada elegit Sarkozy, Fran?i el Regne Unit facin pressi??bre Alemanya per anar cap a un mini-tractat que no inclogui la Carta de drets fonamentals (que empara les llibertats sindicals i el dret de vaga)“. Thorben Albrecht, responsable europeu del sindicat alemany DGB ha afegit que “si hi ha un mini-tractat, ha d’integrar els objectius i valors inscrits en el projecte inicial, com la solidaritat, la igualtat home – dona, l’objectiu de la plena ocupaci??el paper de les parts socials a nivell europeu“. Un altre objectiu de l’ofensiva de la CES ?augmentar l’afiliaci??s sindicats, que ha Europa ha baixat del 50 % el 1970 al 30 % actual. “Hem de passar a l’ofensiva“, ha dit Monks, “per eliminar la imatge de molts joves que pensen que ‘els sindicats son cosa dels pares’ “.

Efectivament, els grans temes del m??el treball afecten avui sobretot a la joventut: la igualtat home – dona, l’organitzaci??l mercat de treball europeu, el descens de la part dels salaris en la renda de la majoria dels pa?s europeus, la precarietat laboral, els problemes d’habitatge i, en general, els nous problemes i les noves inc??tes de l’actual ?ca de globalitzaci??celerada.

Com deia en la seva intervenci??ngressual Agnes Jongerius, presidenta de la FNV holandesa, reclamant m?transpar?ia i una major comprensi??ls reptes actuals, hi ha nous goril·les a l’habitaci??no sabem qui s??em>”.