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Àngels Martínez i Castells. Viva el Primero de Mayo con trabajo digno y SALUD
Àngels Martínez i Castells.

imageLa última Encuesta de la EPA para España confirmó el informe que había presentado la OIT el pasado mes de enero. Confirmó que la débil recuperación económica, caso de existir, no se extiende al empleo. Y no sólo para España. Los mercados de trabajo a nivel siguen estancados a pesar de la lenta recuperación de la economía global.

La OIT recomendó hace tiempo un cambio urgente de políticas puesto que a nivel global la economía mundial ha fracasado en generar una mejora en los mercados laborales, con el desempleo que alcanza los 202 millones a nivel global en 2013. Sin embargo, en vísperas de este Primero de Mayo, las declaraciones del gobierno en España no pudieron ser más ciegas y decepcionantes. Mientras ya el informe sobre Tendencias Mundiales del Empleo 2014 constataba que el crecimiento del empleo permanecería débil en todo el mundo y el desempleo seguiría aumentando – sobre todo entre los jóvenes – y un gran número de potenciales trabajadores desalentados abandonaria el mercado laboral, las declaraciones de ayer de Soraya Saez de Santamaría, Montoro y de Guindos se instalan en la insalubre mentira de las campañas electorales… Y todo ello a pesar de que es en toda Europa donde, en muchos sectores, se están produciendo ya ganancias que se invierten en los mercados de activos y no en la economía real, perjudicando así las perspectivas de empleo a largo plazo.

De continuar la tendencia actual, los 200 millones de empleos adicionales que según la OIT se crearán para 2018 en todo el mundo no bastarán para absorber el número creciente de trabajadores que ingresan al mercado laboral. El futuro pues, nada halagador y nada bueno para la salud sino cambian las causas de las causas (o sea, las políticas) de este inmenso destrozo laboral y social.

El informe de la OIT destaca la necesidad apremiante de integrar a los jóvenes a la fuerza de trabajo ya que el desempleo juvenil sigue siendo la mayor preocupación la actualidad, con unos 74,5 millones de hombres y mujeres menores de 24 años desempleados, y una tasa mundial de desempleo juvenil superior a 13 por ciento, más del doble de la tasa de desempleo general a nivel mundial.

Para toda la población activa mundial, el número de desempleados aumentó en 5 millones en 2013 y alcanzó los 202 millones, lo cual representa una tasa de desempleo mundial de 6 por ciento, a pesar que unos 23 millones de personas han abandonado el mercado laboral en 2013.

La precariedad de salarios también hace mella en la salud: Alrededor de 839 millones de personas trabajadoras vivían con sus familias con menos de 2 dólares diarios en 2013 y unos 375 millones vivían con sus familias con menos de 1,25 dólares diarios en 2013. En estas condiciones, imposible negar la desnutrición infantil.

En los países en desarrollo, el empleo informal sigue estando muy extendido, y el ritmo de las mejoras en la calidad del empleo está disminuyendo. En 2013, el número de trabajadores en situación de extrema pobreza –viviendo con menos de 1,25 dólares al día– disminuyó sólo en 2,7 por ciento a nivel mundial, una de las tasas más bajas de la última década, a excepción de los años inmediatos a la crisis.

¿Qué políticas pueden fomentar el empleo y la productividad? La OIT se responde que la falta de coordinación estratégica entre las políticas monetarias y fiscales ha incrementado de manera substancial la incertidumbre de los mercados laborales, con empleadores que con frecuencia son renuentes a contratar o a hacer inversiones a largo plazo. Y también desde la OIT se incide en la duración del desempleo. En algunos países como España y Grecia, quienes buscan trabajo necesitan el doble de tiempo para encontrar un empleo que antes de la crisis, con lo que al margen de la obsolescencia de competencias, el desaliento y la depresión crecen de manera abrumadora entre quienes viven el drama del desempleo de larga duración, hasta apartarles de la búsqueda de un puesto de trabajo.

imageComo siempre, la OIT reclama medidas a corto plazo para paliar la situación, como un cambio urgente hacia políticas más favorables para el empleo y un incremento de los ingresos derivados del trabajo que impulsen el crecimiento económico y la creación de empleo. Igualmente reclaman mayor protección social y que se acelere la transición hacia el empleo formal.

De lo contrario, seguirán empeorando los determinantes fundamentales como un trabajo digno, los derechos sociales y las condiciones de vida que permitan revertir la tendencia de crecimiento de la pobreza y la precariedad laboral que nos alejan más y más de la autonomía y la salud.


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