Tweet

Un excelente trabajo de Toni Barbarà que merece la máxima difusión: ahora, en la nueva edición de Punts de Vista, una nueva versión de los argumentos y repuestas de un fundador de Dempeus per la Salut Pública a los recortes sanitarios de CiU que tanto nos perjudican la salud:

Lo que está pasando estos días es demasiado importante para un marco de presentación formal. Todo el mundo sabe de qué hablo: los recortes / tijeretazos / hachazos del neo-gobierno neo-liberal de CiU en Cataluña, en sospechosa sintonía con las políticas claudicantes e igualmente neoliberales del gobierno pseudo-socialista en Madrid. La situación merece muchos tipos de análisis y de reflexiones.

Lo que nos estamos jugando no es un simple plan de ajuste. No es una cuestión de ahorro, o una fase de contención y austeridad, ni siquiera de un período de vacas flacas, que hay que aceptar de forma resignada y sumisa. Es un verdadero cambio de modelo social. Un cambio de paradigma, un ataque en toda regla a lo que conocíamos como estado del bienestar (del “medio estar” decíamos algunos), un desguace del estado social. Es la entronización del Dios Mercado por encima de cualquier otra consideración, derecho o valor. Y los grandes conformadores / deformadores de opinión lo explican de forma sibilina y perversa con una capacidad de penetración aterradora. Tambien las respuestas emergen cada día con más determinación y nitidez.

Veamos un repaso de los debates sobre los conceptos en juego y las intoxicaciones mediáticas que hacen circular los medios del sistema, y algunas respuestas que hay que contraponer.
Estos son los temas:

1. Economía. Los gobiernos liberales abundan con insistencia: el Sistema es insostenible, ineficiente, caro … ¿Sí? Esta es una primera mentira!
Lo más cierto es que con un sistema escasamente financiado obtenemos unos resultados (medidos en salud) de reconocida calidad. Quiere decir que una pobre e insuficiente inversión genera grandes beneficios sociales, y eso es justamente: Eficiencia.

España está en los países de cola, año tras año, en cuanto a porcentaje de inversión en sanidad respecto al PIB, en relación a la UE-15. Pero es que Cataluña es por detrás de la media de España! . No quiero hacer aquí un cocktail de cifras pues lo que me interesa es el concepto, pero veamos cuatro números-inevitables! que desmontan esa premisa de “insostenibilidad y gasto excesivo”:  España es de los países de Europa que menos ” gasta” en sanidad, y aun solo el 71% del global es público. En los últimos 10 años el crecimiento del gasto ha sido del 4’1% en el área OCDE, por tan sólo 2’7% en España. En Cataluña, que ocupa el puesto 14 de las CCAA en cuanto a inversión presupuestaria en salud, estamos retrocediendo cada día: Este 2011 será como mucho 1207 € por habitante / año, lo mismo que se gastó en 2007 cuando estalló la crisis . En farmacia el gasto es realmente escandaloso, bordeando el 25% del total, y seguimos, a pesar de ajustes publicados, a 3 puntos por encima del gasto europea. Paradójicamente, y es más que un ejemplo ilustrativo, Catalunya renuncia a sumarse a otras 7 comunidades que mancomunan compras de vacunas y ahorran así 100 M. de euros.

Definitivamente hay que abordar desde la “radicalidad”, la raíz del auténtico despropósito, de la baja gasto y de cómo incrementar los Ingresos. O sea, más inversión social y reforma de impuestos con una fiscalidad progresiva y re equilibradora. (Nunca eliminando impuestos como el residual de sucesiones, ni rebajando el IRPF de los tramos más altos, ni desgravándose mutualidades privadas …)

2. ¿Derecho a la salud o mercado de la sanidad?. Esta es la disyuntiva inevitable y real. Hay que optar, social y políticamente por una u otra prioridad. No se pueden defender al mismo tiempo dos intereses contrapuestos, o como diríamos en acepción bíblica, “servir a dos Señores”. ¿O estado social, o industria médico-sanitaria? Evidente que ambas realidades existen y son ineludibles pero hay que definir cuál de ellas es prevalente para las Administraciones públicas, y actuar en consecuencia. Cuando se junten los dos caracteres será el público, sistemáticamente, el que saldrá perdiendo. Otro elemento es un análisis de lo que se entiende como propiamente “público”, pero su complejidad pospone este debate aquí.